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3x20 CURTIS

9 de Abril de 2000
Karen esperaba sentada en un pasillo grisáceo, balanceando las piernas bajo su asiento. Estaba algo molesta, pero sobre todo impaciente. Una niña a su lado conversaba como una cotorra con todo el mundo, como si a la gente le importase lo más mínimo lo que ella tenía que decir. No paraba quieta en su asiento, parecía ir de un lado para otro llamando la atención, y eso era algo que a Karen le desquiciaba completamente.
KAREN: Es una lástima que no tropiece con los cordones de sus Lelli Kelly y se ahogue en su propia petulancia… (susurró asqueada)
El niño que estaba dos asientos más allá no pudo contener una breve risita, que intentó ahogar aspirando de su inhalador.
KAREN: ¿He dicho algo gracioso? (inquirió enervada)
NIÑO: ¡No! Perdona, perdona… Estoy muy nervioso. (volvió a inhalar)
KAREN: Tú eres ese genio, la gran estrella del deletreo de la Academia Stevenson, ¿verdad?
NIÑO: (sonriendo, ofreciéndole la mano) Me llamo Benny, Benny Baxter.
KAREN: (mirándole con desprecio) Un placer…
NIÑO: Oh, vaya… (repuso decepcionado, aun con la mano extendida)
KAREN: Nuestras academias son rivales. Deberías aprender a contener tu simpatía con tus enemigos, o te pasarán cosas muy malas…
BENJAMIN: (riéndose) ¡Esto es sólo un juego! Deberías tomártelo con más calma y divertirte…
KAREN: Si tú lo dices… (susurró con desgana)
Una chica joven con coleta, vestida con falda y chaqueta y de no más de 35 años, se acercó por el pasillo mientras conversaba con su micrófono de cabeza y revisaba su carpeta con clip. Al alcanzar a los niños, se paró.
ORGANIZADORA: ¿Qué? No, el Senador Fitzgerald ha pedido específicamente agua con gas y una rodajita de limón. ¡Agua-con-gas! (repuso molesta) Bueno chicos, en cuanto os den la señal comenzará la final estatal, así que no les hagáis esperar. Ah, ¡mucha suerte!
BENJAMIN: ¡Gracias! (respondió algo más aliviado)
KAREN: Eso son tonterías…
BENJAMIN: ¿Tonterías? (preguntó sorprendido)
KAREN: Cada uno se fabrica su propia fortuna.
BENJAMIN: La fortuna favorece a los audaces, ¿no?
KAREN: Osadía no es una cualidad de la que carezca, ¿y tú? (inquirió arrogante)
BENJAMIN: Pero el azar…
KAREN: (interrumpiéndole) Una mente eficaz es capaz de prever todas las alternativas posibles y actuar en consecuencia para que se cumpla su voluntad.
El niño le miró extrañado y a continuación agachó la cabeza, pero entonces la volvió a alzar y sonrió.
BENJAMIN: ¡Mucha suerte!
Karen se sintió ofendida por aquella muestra de lo que para ella era una total insolencia, y estrujó con fuerza el acolchado del reposabrazos de su silla mientras disimulaba y le devolvía una sonrisa fingida. Sentía la necesidad de levantarse de su asiento y disponerse a abofetear repetidamente a aquel listillo, pero la bocina que avisaba a los participantes para que acudiesen al escenario jugó en su favor antes de dejarse llevar por sus más bajos instintos.
¡BAAANG!
La niña impertinente se acercó hacia la puerta del backstage dando saltitos, seguida por aquel niño marisabidillo con la mirada gacha. Karen sintió una fuerte necesidad por tirar de la alarma de incendios para boicotear aquella pantomima, pero su orgullo y su necesidad de supremacía le empujaron a portarse como una niña buena y seguir a sus compañeros sin rechistar.
En el escenario, el chico de la Academia Stevenson parecía deslumbrado por los focos y completamente desubicado, mientras que la insoportable de las Lelli Kelly parecía encantada de conocerse ante tanta atención. Karen mientras suspiraba, completamente serena. Tras varias rondas, quedó bastante claro que aquello era un duelo exclusivamente entre Karen y Benjamin, al ser incapaz la niña de las Lelli Kelly de deletrear la palabra “Carbonatado”. Por alguna razón, no cejaba en su empeño de demostrar que se escribía con V y que tenía varias H intercaladas, y al ver que era incapaz de hacer su brazo torcer al jurado, se quitó uno de sus zapatitos y se lo lanzó con furia, mientras corría fuera del escenario berreando como un bebé.
PRESENTADOR: Tras esta… emotiva despedida, únicamente quedan 2 participantes que se disputarán una plaza para la final nacional: Karen Williamson, del Colegio Marie Curie; y Benjamin Baxter, de la Academia Stevenson. Benjamin, comenzamos contigo la siguiente ronda. Tu palabra es… HEMODINÁMICO.
BENJAMIN: Uh… Hemodinámico. E-M-O-D-I-N-A-M-I-C-O. Hemodinámico.
¡MEEEEC!
Karen, en su interior, no pudo contener una sonrisa nerviosa. En el exterior, sin embargo, se mantenía impertérrita como una estatua.
PRESENTADOR: ¡Oh, lo siento Benjamin! Has olvidado la H del comienzo. Ahora es el turno de Karen, si acierta esta palabra se llevará el premio para su centro y pasará a la final nacional. Tu palabra es… EMBOTELLAMIENTO.
Karen miró al presentador entornando los ojos, incrédula de que le preguntasen semejante tontería. Tomo aire y sonrió victoriosa.
KAREN: Por favor… Embotellamiento. E-M-B-O-L-L-E-T… Perdón. E-M-B-O-T-L-L-A… ¡Ugh! Un momento.
Karen, confiada por su aparente victoria, comenzó a liarse, lo que la hizo ponerse nerviosa. No pudo evitar echar una mirada al público, donde encontró a su estúpida madre saludándola y dándole ánimos, pero a su lado había un asiento vacío. Karen agachó la mirada, decepcionada.
¡MEEEEEC!
PRESENTADORA: ¡Tiempo! Lo siento Karen, pero debemos darte la palabra como fallo.
Karen comenzó a ponerse roja. Sentirse derrotada era algo superior a ella, incluso en un patético concurso de deletreo como ese. Y, sobre todo, le ponía de los nervios la expresión de alivio de aquel niñato creído.
PRESENTADORA: ¡Ronda de desempate! Bien Benjamin, tu palabra es… PAQUIDÉRMICO.
BENJAMIN: Eh… ¿puede darme la definición?
PRESENTADORA: Por supuesto. “Perteneciente o relativo a los paquidermos”.
BENJAMIN: Eh… ¿podría usarla en una frase?
KAREN: Oh… ¡venga ya! (susurró inaudible)
PRESENTADORA: “Los elefantes y los hipopótamos se incluyen en el orden paquidérmico”.
BENJAMIN: Vaya… bueno… Paquidérmico. P-A-K… ¡Espere! P-A-Q-U-I-D-É-R-M-I-C-O. Paquidérmico.
KAREN: A este se le comen vivo en la secundaria… (susurró de nuevo por lo bajinis)
PRESENTADORA: ¡Correcto, Benjamin! Ahora tú, Karen. Tu palabra es… Oh, vaya. (dijo sorprendida al leerla) Tu palabra es CICLOPENTANOPERHIDROFENANTRENO.
La gente, al oír aquella palabra, comenzó a susurrar sorprendidos. Karen suspiró al darse cuenta de semejante farsa.
KAREN: ¿Me la defines, bonita? (preguntó con sorna)
PRESENTADORA: “Hidrocarburo policíclico producto de la saturación del fenantreno asociado a un anillo de ciclopentano”.
KAREN: Y ahora úsamela en una frase si eres capaz, bonita. (insistió con sorna)
PRESENTADORA: (molesta) “En el concurso me pidieron deletrear la palabra CICLOPENTANOPERHIDROFENANTRENO”.
KAREN: (desganada) Sí, claaaaro que sí… Y te la tengo que deletrear, ¿no?
El público comenzó a reírse ante aquella pregunta.
PRESENTADORA: Si eres tan amable… (respondió con expresión de ira)
KAREN: Ciclopentanoperhidrofenantreno. C-I-C-L-O-P-E-N-T-A-N-O-P-E-R-H-I… Em…
Karen se quedó un rato pensativa, mientras los jueces cuchicheaban. La palabra era tan larga que ya no recordaba por dónde se encontraba, y por alguna razón sentía que había sido orquestado a propósito.
KAREN: Está bien. Ciclopentanoperhidrofenantreno. Q-U-E-O-S-D-E-N-P-O-R-C-U-L-O-C-A-B-R-O-N-E-S. ¡Ciclopentanoperhidrofenantreno! (respondió sonriente y llena de emoción)
MADRE: ¡Karen, por Dios! (gritó saltando de su asiento)
¡MEEEEEC!
La gente comenzó a vociferar escandalizada, mientras Karen se acercaba al borde del escenario y hacía una reverencia.
PRESENTADORA: Silencio, ¡silencio! (repetía sin éxito)
Karen sonreía, pero entonces se fijó en la figura que la observaba, desde el pasillo del patio de butacas. Había deseado que viniese a verla, no por el concurso en sí, el cual le parecía menos que un chiste, sino por la necesidad de verle. Miró a su alrededor, como invitándole a que elogiase el espectáculo que había formado, pero él la miraba con expresión seria. Con cierta decepción, pues sabía que ella podía aspirar a mucho más.
MADRE: ¡Karen Abigail Williamson! ¡¿Cómo se te ocurre dejarme a mí y a toda tu escuela en evidencia de esa forma?!
KAREN: ¡Esto es una ridiculez! ¡Es evidente que quieren que gane ese mocoso obseso de los Pokémon! (replicó molesta)
MADRE: ¡A mí no me repliques, niña! ¡Que seas una chica lista no te da derecho a portarte como una listilla conmigo!
El hombre, al ver que la madre de Karen empezaba a perder la batalla con su hija, decidió intervenir.
CURTIS: Edie, déjame hablar con Karen. ¿De acuerdo?
EDIE: (resignada) Está bien. A ver si al menos le hace caso a alguien…
Curtis se acercó a Karen y se agachó hasta su altura.
CURTIS: Hola, estrellita. (repuso sonriente mientras le rozaba la mejilla) Dime qué te pasa.
KAREN: Es que… yo quería hacerlo bien, pero a mí me tocan todas las palabras difíciles, y estoy harta. Yo quería ganar, ¿qué sentido tiene participar si no?
CURTIS: Pero sabes que no está bien lo que has hecho. Es sólo un concurso, y a veces ganas y otras pierdes. Lo importante es disfrutar de la experiencia. Y no puedes actuar así cada vez que las cosas no salgan como quieres, ¿lo comprendes?
KAREN: Sí, supongo que sí. Además… era un concurso de mierda.
CURTIS: (aguantando la risa) ¿Ahora es un concurso de mierda? Pues tu madre me contó que estabas como loca porque te seleccionasen para representar a tu colegio…
KAREN: Sólo lo hice… para que vinieras a verme. (repuso sintiéndose algo vulnerable)
Curtis sonrió, y se agachó un poco más para poder abrazar a su sobrina. Karen se mantuvo rígida, pero al sentir el calor de aquel cuerpo se relajó y lo rodeó con sus brazos.
WILBUR: Enternecedor… (repuso mientras se acercaba con desgana)
EDIE: ¿Qué haces aquí, Wilbur? (preguntó molesta)
WILBUR: Ver cómo fracasa de nuevo mi nieta, al parecer…
CURTIS: ¡Alto ahí! (dijo señalándole con el dedo) No te consiento que le faltes el respeto, y menos en mi presencia.
WILBUR: Al contrario. Si a alguien se le puede atribuir semejante fracaso, es a su madre y ese patán que llama por esposo. E imagino que a ti, tito Curtis. (respondió burlón)
EDIE: ¡¿Pero cómo te atreves?!
WILBUR: Vuestro espíritu es débil y falto de ambición. Estáis limitando su potencial. Esa niña tiene mayor capacidad y fuerza que todos vosotros juntos, y la estáis moldeando en algo vulgar. Intrascendente. (Miró a Karen a los ojos) Débil.
Karen miró hacia un lado, apretando con fuerza los dientes.
EDIE: ¡¿Quién te crees que eres para juzgar cómo crío a mi hija?! Yo soy su madre, tú no eres nadie para ella.
WILBUR: ¡Ella es mi nieta, y no consentiré qué…!
EDIE: (interrumpiéndole) ¡No eres nadie! ¡Menos que nadie! No permitiré que la destruyas de la misma forma que hiciste con su padre.
WILBUR: Anthony Andrews era débil. La familia de su madre… tan celosa de proteger su fortuna que recurrieron a la endogamia. Intenté hacer de él un hombre de verdad, pero después de todo…
EDIE: ¡Era un hombre gentil y amable, y tú le destruiste! ¡Tu propio hijo!
WILBUR: Era débil. Pero la pequeña Karen… ella sí que es una Andrews, ¡oh sí!
EDIE: ¡Jamás permitiré que sea una Andrews! No mientras yo pueda evitarlo.
WILBUR: Y así se está convirtiendo en la inepta que está demostrando ser…
CURTIS: ¡Será mejor que te vayas! (le advirtió apretando los puños)
WILBUR: ¡Jajaja! ¿Vas a pegarme si no? (dio un paso adelante, desafiante) Hazlo y tendrás suerte de poder ejercer la medicina en la clínica veterinaria más cochambrosa de Surinam.
EDIE: ¡No te atrevas a amenazar a mi familia! ¡Yo no te tengo ningún miedo!
Edie se abalanzó sobre aquel hombre de mediana edad y le propinó una fuerte bofetada.
CURTIS: ¡Edie! No deberías hacer esfuerzos, tu enfermedad… (agachándose hasta la altura de Karen) Estrellita, será mejor que vayas a recoger tus cosas, ¿vale?
Karen asintió, intentando contener las lágrimas, y se fue hasta el pasillo que conducía al backstage. Miró un segundo hacia atrás, y vio cómo su madre se encaraba con su abuelo mientras su tío la sujetaba.
WILBUR: ¡Maldita insensata, lo pagarás muy caro! Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que te retiren la custodia de tu hija…
EDIE: ¡Bastardo cabrón! (se quejó retorciéndose entre los brazos de su hermano)
Karen, furiosa por las reacciones que inspiraba entre sus familiares, volvió a mirar al frente y prosiguió hasta las escaleras que bajaban al backstage. En lo alto se encontraba Benjamin, esperando impaciente.
KAREN: Vaya, vaya… (dijo negando con desgana)
BENJAMIN: Estoy esperando a que mi padre traiga la mochila… (repuso mirando al suelo)
KAREN: ¿Acaso has visto que me importe? Quita de en medio, protozoo.
BENJAMIN: ¡Eh! ¿Y yo qué he te hecho? (dijo entristecido)
KAREN: ¡Robarme el concurso, medio mierda!
BENJAMIN: Lo siento. No es culpa mía haber sido mejor que tú…
Karen se encendió por completo de ira. Todo lo que estaba pasando a su alrededor… y ahora encima aquel niño impertinente. Era incapaz de razonar, y su cuerpo se movía más rápido que su cabeza. Cuando quiso darse cuenta, había empujado a Benjamin por las escaleras, rodando éste violentamente hasta impactar contra el suelo. Pero una vez calmada, Karen, lejos de sentir remordimientos, se inundó de serenidad y emoción.
KAREN: (sonriente) Nadie debe llevarme la contraria…

4 de Mayo de 2036
KAREN: Nadie debe llevarme la contraria…
Karen sonrió, observando extasiada las múltiples pantallas holográficas de su despacho que mostraban las victorias de Red Swan. Los escuadrones de soldados alterados de Warsend habían generado enormes daños dentro de las filas demoníacas, y empezaban a someter a los Halliwell a exitosas escaramuzas en las que, si bien no lograban herirlos, sí que conseguían confundirles y escapar con prácticamente cero bajas hasta la fecha.
Pero lo peor era aquel extraño ser de la sudadera gris: implacable, poderoso, letal. En apenas semanas había conseguido diezmar a los miembros del grupo Artemisa, antaño cobayas de Red Swan para el Proyecto Náyade.
OLIVER: ¿Me llamaba, señora Presidenta?
KAREN: Marc Stevenson… (dijo añadiendo un matiz curioso en la voz, como si ese nombre le resultara poco convencional) ¿Cómo se encuentra nuestro paciente?
OLIVER: El señor Baxter persiste en el estado comatoso con el que llegó aquí hace dos semanas. Sus ondas cerebrales siguen siendo débiles, pero se detecta una leve mejoría…
KAREN: Esa maldita rata se resiste a morir después de tantísimos años… Es un contratiempo no poder contar con sus servicios, pero soy perfectamente capaz de hacerme cargo.
OLIVER: Eh… ¿deseaba algo más de mí, señora Presidenta? (repuso algo nervioso)
KAREN: En breve llegarán unas muestras altamente tóxicas cuya investigación será absolutamente prioritaria.
OLIVER: Por supuesto, señora. Me encargaré en cuanto…
KAREN: (interrumpiéndole) Quiero que prepares al personal a tu cargo para que asista al Doctor Tíjonov en la investigación.
OLIVER: (sorprendido) ¿No quiere que colabore con la…?
KAREN: (interrumpiéndole de nuevo) Haz lo que te he dicho.
OLIVER: Por supuesto, señora Presidenta.
Oliver hizo una pequeña reverencia y salió del despacho, pero Karen no le miró. Estaba demasiado absorta con la imagen de aquel extraño ser de la sudadera gris, que acababa de arrastrar bajo tierra con su poder a una joven asiática del grupo Artemisa, ahogándola.
Eleanor y Grace corrían por el pasillo de un viejo edificio de oficinas abandonado, arrastrando el cuerpo de un adolescente moribundo, con múltiples puñaladas en el abdomen.
ELEANOR: Aguanta Jonathan, sólo un poquito más.
JOHNATHAN: Tengo… frío. (susurró tembloroso)
GRACE: ¿Dónde está Yumiko? ¡Debemos volver a buscarla!
ELEANOR: No podemos volver, no sabemos si hemos conseguido despistarle.
GRACE: ¡Pero necesita nuestra ayuda! No consigo verle, creo que podríamos…
ELEANOR: ¡Está muerta, Grace! (le respondió con dureza) ¡Esa criatura la ha arrastrado bajo tierra sin que pudiésemos hacer nada para evitarlo!
El cuerpo de Jonathan comenzó a convulsionar, fruto de su débil estado.
GRACE: Johnny… ¡Joder, no!
ELEANOR: Ha entrado en shock. Necesito parar las hemorragias…
Eleanor se quitó la blusa y presionó contra las heridas, pero no paraban de sangrar. Había demasiados daños.
GRACE: ¿Qué pasa, Nellie? (preguntó asustada)
ELEANOR: No puedo hacer nada en estas condiciones. No tengo material suficiente…
GRACE: ¡Tenemos que llevarlo a un hospital!
ELEANOR: ¡Wyatt! ¡WYAAAAATT! (gritó incapaz de aguantar las lágrimas)

Sasha intentaba mantener la calma, pero no podía evitar llorar de rabia mientras recogía los escombros de la Escuela de Magia Negra. Otras Rosas intentaban rescatar a algunas estudiantes atrapadas, mientras Linda iba de un lado para otro echándoles un ungüento apestoso a las heridas.
NAHIA: (mirando a su alrededor, furiosa) ¿Qué… ha pasado… aquí?
SASHA: ¡Mi reina! Las tropas de Karen nos han atacado.
NAHIA: ¿Esa zorra ahora se ha atrevido a atacar mi Escuela de Magia Negra? (preguntó entre incrédula e iracunda)
SASHA: Esta vez no se trataba de un simple aviso, quería producir la mayor destrucción posible. Ha atacado con gran dureza y de forma totalmente imprevista.
REBECCA: ¡Aaagh! ¡Déjame en paz, vieja loca mal peinada! (se quejó mientras abofeteaba a Linda)
Nahia se acercó a su segunda, que reposaba sobre una pila de escombros con un tubo de hierro atravesándole el costado. Linda intentaba desinfectar la herida con su potingue, pero no parecía estar dispuesta a cooperar.
NAHIA: ¡Becky! (susurró conmocionada)
REBECCA: Mi reina… Es más aparatoso de lo que parece. No es tan fácil acabar conmigo.
LINDA: Si no me dejas curarte se infectará la herida. (se colocó las gafas y miró a Nahia) Me gusta el olor a gangrena. Me recuerda al estofado que hacía mi abuela con sanguijuelas…
NAHIA: (limpiándose discretamente las lágrimas) ¿Dónde está Clarissa?
Sasha comenzó a llorar con fuerza.
SASHA: Sissy…
NAHIA: No, por favor… No me digas que…
REBECCA: Unos soldados se abalanzaron sobre ella cuando protegía los ejemplares de las crónicas de la Rosa Negra. No está entre los escombros, creemos que han podido con ella.
SASHA: (llorando) Yo fui su mentora… ¡Era como una hermana para mí!
Nahia comenzó a gritar llena de cólera, emitiendo ráfagas fotoquinéticas desde su cabeza de manera descontrolada. Linda se acercó corriendo y le agarró de los hombros.
LINDA: ¡Señora, debe tener cuidado de sus emociones! No puede dejar que el bebé la domine, recuerde lo que le sucedió a la Vidente.
SASHA: Esa perra listilla… Ella no habría sido nada sin mí, ¡nada! ¡¿Y así es como me lo paga?!

Phoebe se dispuso a acercar su llave a la cerradura de la puerta principal, pero al tratar de empujarla no pudo conseguir que se moviese.
PHOEBE: ¡Eh! ¡Dejadme entrar, leñes!
HENRY: ¿Phoebe?
PHOEBE: ¡No, Santa Claus! Llego con meses de retraso y no quepo por la chimenea… (contestó irónica)
MELINDA: Estamos teniendo problemas técnicos en este momento…
PHOEBE: Anda, ¿y cuándo no? Lo raro es que no los tuviésemos…
HENRY: ¿Te importaría volver más tarde?
PHOEBE: (ofendida) ¡¿Y para esto me hacéis venir corriendo?! Me habéis sacado de la biblioteca mientras estudiaba. ¡Os recuerdo que tengo los finales en una semana! ¡Los finales finales! ¡Y NO HE PODIDO ESTUDIAR UNA MIERDA!
ALICE: ¡Entra por la puerta de la cocina, quejica!
Phoebe se puso a refunfuñar por lo bajinis, pero aun así caminó por el lateral de la casa hasta entrar por la puerta de la cocina. Se dirigió hacia el hall, pero no se sorprendió al ver el enorme pilar de hielo que sostenía una viga partida para evitar que una buena parte del primer piso se derrumbase sobre sus cabezas. Junto a la puerta de entrada se encontraba un soldado con uniforme negro atrapado en una trampa de cristales.
PHOEBE: Oh, ¿jugando a los comandos?
ALICE: Phoebe, Sargento Comemierda. Sargento Comemierda, Phoebe.
MELINDA: Este cretino lacayo de Red Swan, junto a otros cinco adulterados de los suyos, pensó que era buena idea venir aquí a tocarnos las narices justo a la hora en la que me tocaba darle la toma a Bi.
ALICE: Jo, tía… Cualquier cosa que nos sucede te jode los horarios que tenías marcados con tu hijita. Que si la siesta, el baño, Peppa Pig…
MELINDA: (con una mirada asesina) Cuando eres madre aprendes que tus necesidades quedan supeditadas a las de tus hijos.
ALICE: La reproducción es repugnante… (pensó en voz alta)
HENRY: ¡Chicas, por favor! ¡Me estáis obligando a ser la voz de la sensatez! ¡A mí! (dijo nervioso)
PHOEBE: (ignorándoles) ¿Seguro que es de verdad? Parece un muñeco de cera…
ALICE: Pues respira. Y da hostias que lo flipas. Mi teta izquierda da fe de ello… (negó con la cabeza)
PHOEBE: ¿Y?
ALICE: Que creo que me va a salir un moratón.
PHOEBE: (resoplando hastiada) Quiero decir… ¿qué pretendéis hacer con él?
CHRIS: (bajando las escaleras) Buena pregunta. Pensábamos que, ya que las habilidades de Rachel para hackear la copia de la base de datos encriptada que nos pasó aquel agente del FBI infiltrado parecen ser más bien nulas…
RACHEL: (gritando desde el salón) ¡Te he oído!
CHRIS: … hemos pensado que podría ser una buena idea interrogarle para que nos cuente qué planes tiene Karen.
HENRY: Pero tu maravilloso plan tiene un gran fallo.
CHRIS: ¿Ah sí? ¿Cuál?
ALICE: ¡Que el pringado este no suelta prenda!
PHOEBE: ¿No podemos darle un par de sopapos?
CHRIS: ¡Phoebe!
ALICE: Yo voto por cortarle algo.
MELINDA: Y de paso le reviento una pierna con mi poder explosivo…
ALICE: ¿En serio? (preguntó emocionada)
MELINDA: ¡No!
ALICE: ¿Por qué menospreciáis tanto el poder de una buena sesión de mutilación?
PHOEBE: Que tengamos que responder a esa pregunta es un indicio claro de por qué necesitabas terapia.
ALICE: Buen punto. (repuso sonriente)
Patricia apareció corriendo por las escaleras, emocionada.
PATRICIA: ¡Lo tengo!
HENRY: ¿Has descubierto un chollo en eBay?
PATRICIA: ¿Qué? ¡No! Me refiero a la forma de hacerle hablar a nuestro invitado.
MELINDA: ¿Es algún tipo de laxante mágico para sacarle la información a apretones?
ALICE: (impresionada) ¡Oh! Esa me la apunto.
PHOEBE: Vivo con una familia de dementes… (se lamentó en voz baja)
PATRICIA: Me refería al hechizo de la verdad…
MELINDA: ¡Ah no! Por ahí sí que no trago. Me gustan mis secretos tal y como están…
PATRICIA: (interesada) ¡Uuuuuuy! ¿Secretos? ¿Cuál es tu talla de sujetador?
MELINDA: 85, pero parece que tengo más porque me gusta usar relleno. (cayendo en la cuenta) Oh, mierda…
ALICE: ¡Lo sabía! (repuso emocionada)
MELINDA: ¿Pero qué puñetas has liado, mechero con patas?
PATRICIA: Tranquila, que lancé el hechizo en el cobertizo del patio. No he sido tan imprudente como nuestras madres…
MELINDA: Permíteme que lo ponga en duda… (dijo mirándola con ojos asesinos)
ALICE: Ey… ¡ey, ey, eeeeeey! (levantó las manos para que le prestaran atención)
MELINDA: ¿Qué sucede?
ALICE: Pregúntale a Henry qué hace cuando está tanto tiempo encerrado en el baño.
HENRY: ¡¿Qué?!
MELINDA: Sí… Eso me interesa.
CHRIS: A ver, chicas… Primero, interrogar al mercenario de Karen. Humillar a Henry, después.
HENRY: Qué alentador… (dijo con sarcasmo)
Patricia se acercó a la jaula de cristales, y saludó con la mano.
PATRICIA: ¡Hola! Soy Patty, ¿cómo te llamas?
El soldado giró un segundo la cabeza para mirarla a los ojos, y su mandíbula tembló durante unos segundos, pero logró contenerse.
ALICE: ¡Habla, soplapollas!
PATRICIA: No le hagas caso. Ninguno lo hacemos. (admitió sonriente)
El soldado alternó la mirada entre Patricia y su gemela, conteniendo con dificultad una sonrisa.
PATRICIA: ¿Cómo te llamas? Tendrás un nombre…
ALICE: ¡Sargento comemierda! (saltó tras oír a su hermana)
PHOEBE: Alice, vamos a hacer pociones.
ALICE: ¿Me estáis echando? Bah…
Alice, ignorando a su hermana pequeña, se fue corriendo escaleras arriba.
PATRICIA: Bueno, dime.
CABO MORRIS: Morris, Cabo de 1ª.
PATRICIA: Encantada, Morris.
MELINDA: Karen. ¿Qué planea?
CHRIS: ¡Tranquila, chica!
MELINDA: Por su culpa perdí el bebé que esperaba, y ya nunca podré tener más. No me calmaré hasta que esa perra muerda el polvo.
PATRICIA: Morris, ¿por qué nos ataca Karen? ¿Qué es lo que quiere?
El cabo Morris empezó a reírse, primero levemente y luego fue aumentando el ritmo hasta emitir una sonora y perturbadora carcajada.
CABO MORRIS: ¿Que por qué os ataca? Porque puede.
MELINDA: ¡Dejadme un segundo a solas, que lo machaco!
Melinda intentó abalanzarse sobre los cristales que retenían al soldado, pero Chris y Henry fueron más veloces y la agarraron por los brazos.
PATRICIA: ¿Y qué pretende? ¿Cuáles son sus planes?
CABO MORRIS: Tic, tac. Todo aquel que posea poderes tiene los días contados…
El cabo Morris volvió a reírse, pero cesó enseguida. Sufría un intenso dolor de cabeza que le hizo caer de rodillas al suelo. Su cuerpo entonces comenzó a recubrirse de una luz intensa y cegadora.
HENRY: ¿Qué demonios está haciendo?
CHRIS: Creo que intenta atacarnos de nuevo…
PHOEBE: No, no creo. Puedo sentir su dolor. Sin duda esto no es algo que haya planeado.
MELINDA: Esto me suena…
PATRICIA: ¡Va a explotar!
Patricia extendió sus brazos y generó una barrera de fuego, pero la potencia de la onda expansiva de la explosión del cuerpo del cabo Morris la lanzó a ella por los aires junto al resto de su familia. Rachel, al oír el estruendo, se levantó a toda prisa del sofá y se dirigió al pasillo.
RACHEL: ¿Qué ha sucedido?
PATRICIA: Mierda… no ha sido suficiente. Tenía miedo de quemaros si proyectaba demasiada energía.
PHOEBE: Agh, mi culo…
MELINDA: Esa hija de puta…
HENRY: ¿Cómo ha explotado?
MELINDA: ¡Sabía que me sonaba de algo! Es lo mismo que le pasó a esa zorra que nos atacó durante mi boda.
RACHEL: Recuerdo haber leído algo al respecto cuando revisé la documentación sobre el nanochip de control de conducta. Una especie… de sistema de seguridad, para evitar que los sujetos caigan en malas manos.
PHOEBE: ¿Estaba… estaba siendo controlado?
RACHEL: No me sorprendería. Red Swan ha llegado un punto en el que ni siquiera el dinero es suficiente para garantizar la fidelidad de sus subordinados.
PATRICIA: Ese chico… ¿Karen lo ha matado para evitar hablar con nosotros? (preguntó con cierto tono de culpabilidad)

29 de Abril de 2000
Karen estaba sentada en una silla de hospital, junto a la cama en la que su madre permanecía inconsciente. El nuevo marido de su madre no paraba de dar vueltas a la habitación, hecho que empezaba a ponerle de los nervios.
KAREN: Si sigues dando vueltas crearás un surco en el suelo…
BARRY: Estoy nervioso, ¿tú no?
KAREN: Sé mantener la compostura.
BARRY: Buff… No puedo más. Voy a tomar un café. Quédate aquí quietecita, ¿vale? (dijo advirtiéndola con el dedo índice)
KAREN: (ofendida) Sí, Barry…
El padrastro de Karen salió de la habitación, y entonces Karen aprovechó para cotillear los aparatos médicos a los que estaba conectada su madre. Le resultaba fascinante.
CURTIS: ¿Cuál es el diagnóstico, estrellita?
KAREN: ¡Tío Curtis!
Karen corrió emocionada hasta la puerta y abrazó con fuerza a su tío.
CURTIS: ¿Qué haces aquí sola?
KAREN: El multador ese me ha dejado aquí sola…
CURTIS: Karen, es tu padrastro…
KAREN: No, es sólo el papanatas con el que se casó mi madre.
CURTIS: En fin… ¿Quieres venir a tomar un chocolate caliente? La cafetera nueva del laboratorio los hace deliciosos. ¿Qué me dices, estrellita?
KAREN: Pero es que…
CURTIS: ¿Qué pasa? ¿Es por tu mamá? Aún tardará un par de horas en despertar.
KAREN: No, es que… ¡Sí, vamos!
Curtis sonrió, y le ofreció la mano a su sobrinita. Para Karen, que le tratasen como a una niña pequeña era poco menos que una ofensa, pero con su tío era diferente. Se sentía especial.
CURTIS: Cuidado, que quema un poco.
KAREN: Gracias, tío Curtis. (miró a su alrededor) ¿Así que es aquí donde pasas el tiempo últimamente?
CURTIS: Sí, es… digamos que estoy desarrollando un proyecto particular.
KAREN: De ahí los monitos…
CURTIS: Sí, bueno…
KAREN: Prue, Piper, Phoebe… (leyó en los letreros de sus jaulas) Sabes que Phoebe es un macho, ¿verdad? Se le ve la cosita…
CURTIS: ¿Eh? Oh, sí… La verdad es que el nombre tiene que ver más con el sujeto de estudio.
KAREN: Sujeto de estudio… ¿Es un nuevo misterio médico? (preguntó emocionada)
CURTIS: Estrellita, ya sabes que no puedo hablar de mis pacientes…
KAREN: Tío Curtis, ¡tengo 9 años! ¿A quién podría contárselo?
CURTIS: No juegues conmigo al despiste, que eres demasiado lista para eso.
KAREN: ¡Oh, venga ya! ¡Me aburro con las tonterías para niños! Necesito algo más…
Karen corrió hacia la mesa del fondo, donde antes había visto unos expedientes médicos, y los cogió con rapidez.
CURTIS: ¡Eh, quieta! ¿Qué te crees que estás haciendo?
KAREN: Yo sólo quiero aprender…
CURTIS: (resoplando) Es imposible contigo… Está bien. ¿Recuerdas que te conté que atendí hace unos meses a una paciente con Fiebre Orolla?
KAREN: ¿Esa chica que primero estaba enferma, luego su enfermedad desapareció, originó un brote, volvió a estar enferma y a continuación su enfermedad volvió a desaparecer?
CURTIS: Tienes buena memoria…
KAREN: Es cuestión de práctica. Pero no te desvíes, ¿qué pasa con esa chica?
CURTIS: Eso es lo que me interesa saber. Podría tener algún tipo de resistencia inmunológica, no sé… Algo que hiciese que la enfermedad desapareciese de forma tan insólita.
KAREN: No es una enfermedad con una alta tasa de mortalidad…
CURTIS: Ya pero… Siento que aquí hay algo más. Y si puede ayudar a salvar vidas…
KAREN: Claro… (dijo mirando el vapor que emanaba de su chocolate) ¿Mamá… Mamá se va a poner bien?
CURTIS: Ha sufrido un intenso deterioro de su función nefrítica. Podrá aguantar por ahora con la diálisis, pero necesita un trasplante con urgencia.
KAREN: ¿Y por qué no se lo dan?
CURTIS: Está puesta en lista de espera. Tiene que esperar a que encuentren un donan…
KAREN: (interrumpiéndole) Eso ya lo sé, he leído el protocolo de trasplantes. Pero no entiendo por qué si hay gente mala, asesinos, ladrones… ¿por qué no utilizar sus órganos para salvar a buenas personas?
CURTIS: (escandalizado) Eso no está bien, estrellita. Por mucho que sean malas personas, no sería moralmente ético hacer eso para salvar a gente buena. No somos quién para juzgar el valor de la vida humana.
KAREN: No me importa, ¡es mi madre!
CURTIS: Karen… una de las partes importantes de madurar implica que debemos ser conscientes de que para vivir en la sociedad, no siempre podemos hacer todo lo que nos dé la gana. Existen límites para todos nosotros, cariño.
KAREN: Pero…
CURTIS: Debes ser fuerte y sabia siempre, estrellita. Ahora más que nunca si cabe. Debes tener cuidado con tus actos, no puedes permitir que suceda algo como lo de aquel chico del concurso.
KAREN: Yo… ¡es que me enfadó mucho!
CURTIS: Cielo, debes ser mejor que eso. Ese chico sigue en el hospital, sin saber si podrá volver a andar. Los servicios sociales están presionando mucho, y es la oportunidad que tu abuelo Wilbur podría estar esperando para llevársete.
KAREN: El abuelo me da miedo…
CURTIS: ¿Te cuento un secreto? A mí también. (dijo entre susurros, sonriendo) Por eso tienes que ayudarnos un poco para mantenerle lo más lejos posible. Todo lo que hacemos, todo lo que te decimos… no sólo es por tu bien, sino porque te queremos.
KAREN: ¿En serio?
CURTIS: Mucho.
KAREN: ¿Cuánto?
CURTIS: De aquí a las estrellas.
KAREN: ¿Cuál de ellas?
CURTIS: ¡Todas ellas! Ahora termínate tu chocolate, estrellita. Debemos ir a ver cómo sigue Mamá.

4 de Mayo de 2036
Phyllis se miraba al espejo, falta de convicción. Por más que giraba frente a él, no le terminaba de convencer el reflejo que le devolvía. “Toc, toc”, sonó en la puerta del probador, sacándola de su ensoñación.
PHYLLIS: ¿Qué ocurre? (preguntó con voz temblorosa)
PRUE: (al otro lado) ¿Todo bien?
PHYLLIS: ¿Eh? Sí, claro. Ahora salgo.
Phyllis respiró hondo, y aprovechó para colocarse un mechón detrás de la oreja. Llena de dudas abrió la puerta, y se dispuso a salir del probador procurando evitar que la falda de su vestido de flores volase demasiado al andar.
PRUE: Vaya, te queda muy bien…
PHYLLIS: ¿Tú crees? No estoy segura…
PRUE: Por supuesto, créeme.
PHYLLIS: Es que nunca he llevado vestido, no al menos desde que era niña y la señora Fletcher me los confeccionaba. Estoy más acostumbrada a llevar pijamas de hospital, o vaqueros en todo caso…
PRUE: Deberías darle una oportunidad. Las Halliwell somos famosas por tener unas piernas preciosas, y este vestido te ayudará a lucirlas. Ahora sólo necesitamos unos buenos tacones.
PHYLLIS: ¿Tacones? (preguntó, como si pareciese que no supiera qué significara la palabra)
PRUE: Sí, unas sandalias con tacón de aguja te sentarían genial con ese vestido.
PHYLLIS: Yo nunca he llevado tacones. No los permitían en el hospital por cuestiones de seguridad, y el tiempo que estaba fuera era más práctico el calzado plano…
PRUE: Tranquila, yo te ayudaré a andar con ellos. Si conseguí enseñar a la patosa de tu tía Piper, creo que contigo no habrá problema.
PHYLLIS: Claro… (dijo no muy convencida)
Phyllis permanecía un poco distante durante la excursión al centro comercial madre-hija, mientras que Prue no paraba de hablarle de ropa, calzado, complementos o maquillaje, intentando acercarse a su hija perdida.
Finalmente, pararon en una cafetería famosa por sus batidos de helado. Phyllis jugaba con la guinda de su batido, mojándola y sacándola del vaso, mientras Prue revisaba todas las cosas que le había conseguido convencer para comprarse.
PRUE: Ya verás cuando vayas al P3 con esta blusa de seda. Serás el centro de atención de todo el mundo.
PHYLLIS: Sí, claro… (respondió desganada)
PRUE: ¿Ocurre algo? Creo que a lo mejor esto no ha sido buena idea, no te veo muy animada…
PHYLLIS: ¿Qué? ¡No! (negó enseguida) Es que… tengo la cabeza hecha un lío ahora mismo.
PRUE: Te entiendo, esto también es un poco extraño para mí. Y quiero que sepas que hablaba en serio cuando te dije que podía empezar por ser tu amiga. No tenemos que forzar nada, tranquila.
PHYLLIS: Lo sé, gracias. Pero es que todos habéis sido tan buenos conmigo después de lo que hice, y sin pedirme nada a cambio… No estoy acostumbrada a ello. En el hospital la relación entre los pacientes se basaba en el interés, y luego cuando al fin salí y descubrí mi linaje mágico, Nahia y sus Rosas sólo querían usarme como peón… Y luego apareció Karen, abriéndome sus brazos y dándome su cariño como una madre, pero ella era peor. Me hizo falsas promesas, pero sólo buscaba hacerte daño.
PRUE: ¿A mí? ¿Por qué yo? ¿Qué le he hecho yo? (preguntó sorprendida) Yo no la conozco en absoluto, llevo más de 30 años fuera de este mundo.
PHYLLIS: A ti, a los Halliwell, a la magia… No sé. Su corazón está lleno de rencor y resentimiento, pero nunca llegué a entender por qué. Es muy celosa de su pasado. Pero cuando hablaba de ti… no sé, notaba como si su mirada estuviese más cargada de odio de lo normal.

ATLANTA, CENTRO DE INVESTIGACIÓN NEUROLÓGICA DE RED SWAN
Karen estaba apoyada contra la pared, algo aturdida. Era la primera vez que conseguía fluctuar con éxito tras obtener dicho poder al someterse de nuevo al Proyecto Náyade, y había sido una experiencia bastante desagradable.
RAJNI: Señora Presidenta, soy Rajni Agnihotri, jefa de investigación de este complejo. Es un honor tenerla aquí, en el Centro de Investigación Neurológica de Atlanta.
KAREN: Déjate de monsergas, no me encuentro con ganas de aguantar tanta adulación barata.
RAJNI: Lo que usted diga, señora… (respondió con desgana)
KAREN: Eso está mejor. ¿Qué tienes para enseñarme? Tenemos un programa muy ajustado, y encima ahora tengo que encargarme de todo yo sola desde que ese imbécil de Benjamin está coma y la lameculos de Pauley está en una misión especial.
RAJNI: Sígame. Creo que tenemos interesantes progresos que mostrarle.
Rajni le señaló con el brazo, y Karen la siguió. Accedieron a una enorme sala llena de jaulas con barrotes iluminados, camillas y equipos médicos.
RAJNI: Después de realizar varios ensayos, hemos descubierto que el origen biológico de los poderes influye notablemente en el control de los mismos. Existen diferencias sustanciales entre los poderes obtenidos por los seres conocidos como “demonios” y aquellos conocidos como “brujos”. Para empezar, mientras que los brujos adquieren una pareja de cromosomas atípica con pares de bases hasta hace poco desconocidas que les hacía pasar inadvertidos en los análisis de ADN comunes, los demonios poseen una secuencia genética aún más inusual con una cadena triple de ADN en vez de la doble hélice conocida.
KAREN: Doctora Agnihotri, si quisiera una clase de genética volvería a la facultad en Stanford. No me está contando nada que no descubriese por mi cuenta hace décadas. (dijo conteniendo su enfado con dificultad)
RAJNI: Por supuesto, disculpe. Pero a donde quería llegar… los poderes de los demonios se originan de una forma más hostil y temperamental.
KAREN: (aguantando la risa) ¿Insinúas que son más poderosos?
RAJNI: No necesariamente, pero sí que se encuentran ligados de forma más intrínseca con el sujeto. A la hora de desarrollar un sistema que permita contener los poderes de las criaturas mágicas, hemos requerido de la experimentación con sujetos del bando demoníaco por encima de los brujos, para poder asegurar una compatibilidad total.
KAREN: Eso explica que hayas tenido a mis tropas de Warsend tan ajetreadas durante estos últimos meses. ¿Pero por qué no podías haber diseñado un prototipo inicial basado en los poderes de los brujos mientras obtenías nuevos sujetos para experimentar?
RAJNI: Así hicimos, pero demostró ser errático y poco funcional. La muerte del sujeto solía producirse al cabo de poco tiempo.
KAREN: ¿Y eso es una pena? (preguntó sonriente)
RAJNI: No puede controlar los poderes si los sujetos poseedores mueren en el proceso…
KAREN: No estoy del todo acuerdo en eso, pero entiendo a lo que te refieres. Enséñame más.
Rajni le señaló el camino con el brazo nuevamente, pero al seguirla Karen, una de las jaulas cercanas comenzó a moverse violentamente mientras su inquilino vociferaba y agitaba los brazos.
CLARISSA: ¡Sacadme! ¡Sacadme de aquí si no queréis probar la ira de la Rosa Negra! (gritó furiosa)
KAREN: (acercándose a la jaula) ¡Mira quién tenemos aquí! ♫La araña pequeñita subió, subió, subió. Vino la lluvia y se la llevo. Salió el sol y la achicharró, y la araña pequeñita murió, murió, murió.
CLARISSA: ¡Tú! ¡Traidora! ¡Maldita, traidora a la Rosa!
KAREN: La era de la magia llega a su fin. Prepárate para la Orden 66. ¡Jajajajajajajaja!

2 de Mayo de 2000
Curtis se encontraba en su despacho, sudando y nervioso. No lograba entender lo que acababa de suceder, le parecía algo totalmente incomprensible. Intentaba buscar una explicación en el buscador de su ordenador, pero ni siquiera sabía qué escribir exactamente. Sintió cómo alguien se aproximaba hacia la puerta y giraba el picaporte, y una sensación inexplicable de hostilidad le inundó. Sin saber cómo, el abrecartas de su mesa voló hasta clavarse en el marco de la puerta justo cuando ésta se abría.
KAREN: ¿Tío Curtis?
CURTIS: ¿Estrellita? (dijo confundido)
KAREN: ¿Te encuentras bien? Pareces enfermo.
CURTIS: Sí. No. No lo sé… Estoy… creo que estoy demasiado agotado últimamente.
KAREN: (mirando hacia arriba) Sabes que eso no es para jugar a la diana, ¿verdad?
CURTIS: Yo… no sé cómo ha llegado allí el abrecartas.
KAREN: Vale, puede que tenga sólo 9 años, pero sé detectar cuando pasa algo raro… (dijo desconcertada)
CURTIS: Es que no sé, ha sido muy extraño.
KAREN: ¿Qué ha pasado? ¿Es por Mamá?
CURTIS: No… han sido esos malditos monos.
Curtis golpeó con ira la mesa, provocando involuntariamente que todas las persianas se desenrollasen.
KAREN: ¡Aagh! (gritó dando un respingo) ¿Qué ha sido eso? ¿Lo has hecho tú, tío Curtis?
CURTIS: Eso creo. El mono de Prue estaba algo excitado anoche, y cuando intenté calmarle me clavó las jeringas con la sangre de las 3 hermanas. Es como si las jeringas… ¡hubiesen salido volando!
KAREN: ¿Crees que esto proviene de esas Prue, Piper y Phoebe?
CURTIS: No lo sé. Es posible. Sólo sé que me estalla la cabeza y me pongo de los nervios por momentos…
KAREN: A lo mejor es una reacción hemolítica…
CURTIS: Eres demasiado curiosa, estrellita.
KAREN: Me he documentado sobre trasplantes, por Mamá. ¿Puedo ver cómo lo haces otra vez?
Curtis negó con la cabeza, pero entonces se concentró en el lápiz que estaba sobre la mesa. Éste empezó a temblar, y lentamente comenzó a elevarse hasta quedar suspendido en el aire.
KAREN: Es… es… Algo me asusta de todo esto.

4 de Mayo de 2036
Jared se encontraba en su antigua habitación de la Mansión Halliwell, jugando con su hija.
JARED: Bianca, di “Papá”. “¡Papá!”
BIANCA: Agagagaga…
JARED: Pues “Mamá” entonces…
BIANCA: Prrrffff… (sonido de pedorreta) ¡Jijijijijiji!
JARED: Algo tendrás que decir algún día de estos…
WYATT: (golpeando en el marco) ¡Ey tío! ¿Qué haces?
JARED: Intentando que tu sobrina hable algo…
WYATT: Yo estoy molido. Nellie me ha pedido ayuda con otro chico del grupo Artemisa que por poco acaba asesinado…
BIANCA: ¡Ayatt! (señalando a su tío) Bubububu gagaga…
WYATT: (extrañado) ¿He oído bien?
JARED: (mirándole con desdén) Creo que sólo eran balbuceos…
WYATT: Ha dicho mi nombre… ¡Ha dicho mi nombre, colega! ¡OLÉ, HA DICHO MI NOMBRE!
ALICE: A ver, ¿qué pasa aquí?
WYATT: Mi sobrinita ha dicho su primera palabra. ¡Y es mi nombre! Ella sí que controla… (dijo emocionado)
JARED: ¡Menos lobos! Era sólo un balbuceo…
WYATT: ¿Ah sí? Mira. (se acerca a su sobrina) Bianca, di “Wyatt”. “¡Wyatt!”
BIANCA: Ayatt. ¡Ayatt!
JARED: Mierda…
ALICE: Ummm… ¡déjame ver! (se acercó corriendo al bebé) Bianca, ahora di “Alice”.
Bianca miró a los ojos a Alice, pero entonces se puso a llorar con fuerza.
ALICE: ¡Joder, esta niña me tiene calada!
JARED: Alice, no digas tacos delante de la niña…
ALICE: ¿Por qué no? (preguntó extrañada) ¡Si los va a acabar aprendiendo de todas formas!
JARED: ¡Y mejor que sea más tarde que pronto! (le insistió)
ALICE: (tapándose los oídos) ¡Caca, culo, pedo, pis! ¡Caca, culo, pedo, pis! ¡CACA, CULO, PEDO, PIS!
Wyatt levantó su brazo, haciendo orbitar a Alice hasta el ático.
ALICE: (gritando desde el ático) ¡ME VOY A CAGAR EN TUS MUELAS, WYITO!
WYATT: ¡Ha dicho mi nombre, ha dicho mi nombre! (repetía emocionado)
JARED: ¡Ey, espera!
Wyatt cogió a la niña, que ya parecía haberse calmado, y se dispuso a bajar deprisa hasta el salón, donde estaba reunida la familia alrededor de Rachel y su ordenador.
RACHEL: (nerviosa) Por más que me atosiguéis no voy a tardar menos en desencriptar esto. Os recuerdo que mis habilidades de hacker son limitadas.
HENRY: Ya son más que las mías.
MELINDA: Y que las de todos…
BOBBIE: ¿Has probado el comando Kappa triple? (todos se la quedaron mirando) ¡¿Qué?! Soy un poco geek, estoy subscrita a Compumaniacs…
RACHEL: (mirando hacia arriba) Eso podría servir, quizá…
Wyatt entró corriendo, sosteniendo a Bianca en plan Simba.
WYATT: ¡Ha dicho mi nombre! (gritó extasiado)
MELINDA: ¡¿Que ha qué?! (preguntó molesta)
JARED: (desganado) Parece ser que la primera palabra de nuestra hija es Wyatt…
MELINDA: ¡Pero si es el que menos la ve! (admitió incrédula)
WYATT: (ofendido) ¡Eeeeey!
MELINDA: No te ofendas, Wyatt. Pero es que Jared, yo o incluso Phoebe y Prue pasamos más tiempo con la niña…
WYATT: Eso es porque soy su tío más guay… (admitió orgulloso de sí mismo)
CHRIS: Permíteme que lo dude… (le dedicó una mirada de desprecio)
Se oyó a alguien cerrar la puerta de la entrada, todos miraron hacia atrás interesados, pero su cara enseguida mostró falta de interés.
HENRY: Bah, sólo es Prue…
PRUE: (ofendida) ¿Sólo es Prue? Ya sé de alguien que para su cumpleaños se va a quedar sin esas sales de baño tan raras que a alguien que yo me sé le consiguen por ser “sólo Prue”…
PATRICIA: (mirando a Henry, furiosa) ¡¿Eso es lo que haces en el baño?! ¡Nos dejas sin agua caliente!
HENRY: Culpable…
PHOEBE: Propongo como castigo que Henry tenga que ducharse durante una semana con la manguera del patio. ¿Votos a favor?
Todos, menos Henry, levantaron la mano.
HENRY: No sé por qué, haga lo que haga, siempre me acaba salpicando la mierda… (reconoció entristecido)
PRUE: ¿Y qué estáis haciendo?
WYATT: ¡Bianca ha dicho mi nombre! (insistió emocionado)
PRUE: Vale, me niego a responder a eso porque entonces me cabrearía y mucho… (dijo intentando mantener la compostura)
WYATT: ¿Por qué a todo el mundo le parece tan raro que diga mi nombre? (pensó en voz alta, sorprendido)
PATRICIA: ¿Y qué tal el día de compras madre-hija?
MELINDA: ¡Patty! Estás castigada sin hablar, y lo sabes.
PATRICIA: Jooo…
PHOEBE: ¿Y qué tal el día de compras madre-hija, Prue?
Patricia le dedicó un mohín asesino, pero Phoebe pareció no percatarse de ello. Melinda miró para otro lado, aún no podía oír hablar de Phyllis, pero al menos mantenía la compostura por el bien de su tía.
PRUE: No estuvo mal, aunque tampoco ha sido como una postal de cuento. Ambas tenemos que acostumbrarnos a la nueva situación, y llevará algo de tiempo. Pero creo que va por buen camino.
PHOEBE: Seguro que sí, ya verás. ¿Y no ha querido venir a vernos?
PRUE: Poco a poco. De momento prefiere que nos veamos sólo nosotras dos, cree que es lo mejor y no la culpo por pensarlo. Pero bueno, hablemos de cosas más alegres. ¿Por qué estáis agobiando a Rachel?
RACHEL: ¡Eso querría saber yo!
CHRIS: Intentamos darle refuerzo positivo para ver si así termina antes.
RACHEL: ¡De positivo nada!
BOBBIE: Además, este grado de encriptación requiere de semanas o incluso meses de trabajo para sortearlo. No es algo que se resuelva en unas horas…
HENRY: ¿Ah sí? ¿Y entonces por qué estás aquí, agobiando a Rachel tú también? (preguntó en tono burlón)
BOBBIE: ¡Porque yo sí que soy un refuerzo positivo! (respondió en el mismo tono burlón)
Rachel alzó la mano, y Bobbie la chocó con la suya.
HENRY: Tocado y hundido… (negó mirando hacia el suelo)
BOBBIE: ¡Vamos, todos fuera de aquí! Le estáis asfixiando con tantas respiraciones en el cogote. (instó a todos haciendo aspavientos)
PATRICIA: Vaya, y parecía una mosquita muerta...
HENRY: ¡Ha hablado! (la señaló en tono acusica)
PHOEBE: Propongo como castigo taparle la boca con un esparadrapo hasta que pasen las 24 horas de rigor.
PATRICIA: ¡¿Qué?! ¡No, por favor! (rogó aterrada)
PHOEBE: ¿Votos a favor?
Todos, menos Patricia y Prue, que no entendía a qué venía la prohibición de hablar, levantaron la mano al instante.
El teléfono móvil de Rachel comenzó a vibrar. Bobbie lo cogió para entregárselo y miró la pantalla.
BOBBIE: Es Oliver.
RACHEL: ¿Puedes contestar tú, por favor?
BOBBIE: Claro. Ahora vengo.
Bobbie se alejó hacia el pasillo, mientras Prue se le acercaba.
PRUE: Oye Rachel, ¿y cuánto llevas desencriptado?
RACHEL: Ahora mismo el 37%. ¿Por qué me lo preguntas? Ya has visto que más deprisa no puedo ir…
PRUE: ¡No, no es por eso! Es que algo que me dijo hoy Phyllis me dejó algo confusa. ¿Se menciona mi nombre en alguno de los documentos que ya estén disponibles?
RACHEL: Es muy probable, como el del resto. Al fin y al cabo, los planes de Red Swan pasan por acabar con todos nosotros.
PRUE: Sí, pero pensaba en algo más concreto. Phyllis dijo algo sobre que yo le inspiraba un odio especial, o algo parecido.
BOBBIE: (entrando deprisa) ¡Rachel, tienes que oír esto!
Bobbie puso el altavoz y dejó el teléfono móvil en la mesa.
RACHEL: Dime, Oliver.
OLIVER: ¿Rachel? Menos mal que he podido contactar contigo.
RACHEL: ¿Qué sucede?
OLIVER: Tengo un mal presentimiento. He notado una reacción más extraña de lo habitual en Karen durante nuestra última conversación.
RACHEL: ¿Estás completamente seguro?
OLIVER: Sí. Creo que sospecha algo, y tengo miedo de que pueda actuar de manera inminente. Y tiene medios de sobra para ello…
RACHEL: ¿Has contactado con tu superior?

OLIVER: Creen que no hay motivos para alarmarse, pero no conocen a Karen Andrews como la conozco yo. Está preparando algo gordo.
PRUE: Eso huele a nada bueno…
RACHEL: ¿Tienes alguna idea de qué puede tratarse?
OLIVER: Karen tenía una visita programada al complejo de Atlanta para ultimar los detalles de la Orden 66, pero no es lo que me preocupa. Hay algo que podría llegar de manera inminente, unas muestras altamente tóxicas.
BOBBIE: ¿Muestras altamente tóxicas? Ciertamente no puede tratarse de nada bueno.
OLIVER: He oído rumores entre altos ejecutivos sobre un enigmático Protocolo Hades, pero no he podido encontrar nada en las bases de datos. Apostaría a que dichas muestras tienen que ver con él.
RACHEL: ¿Y por qué crees que podría sospechar de ti?
OLIVER: Karen me dijo que la investigación de esas muestras iba a ser un tema prioritario, pero sin embargo me avisó de que debería preparar al equipo a mi cargo para asistir al Doctor Tijonov, que yo no colaboraría. Sé que parece poca cosa, pero deberías haber oído cómo me comunicó la noticia. Sonaba a sentencia.
RACHEL: Está bien, Oliver, te creemos. ¿Qué podemos hacer por ti?
OLIVER: Necesito protección. He de desaparecer en todos los radares hasta que la situación se calme.
BOBBIE: ¿Programa de protección de testigos mágicos?
RACHEL: De acuerdo, Oliver. Pero antes voy a necesitar un último favor: necesito que busques la aguja en el pajar antes de marcharte. Si tan peligroso es el Protocolo Hades, tenemos que saber a qué nos estamos enfrentando.
OLIVER: Lo intentaré.
RACHEL: Pero ante todo, ten cuidado. No hace falta que te hagas el héroe, huye lo más rápido que puedas si te ves amenazado. Y no pases por casa a recoger tus cosas, eso despertaría demasiadas sospechas. Quedaremos en Lincoln Park para recogerte a las 5 de la tarde, ¿de acuerdo?
OLIVER: De acuerdo.
RACHEL: Mucho cuidado.
La llamada se cortó, y las tres se quedaron mirando unas a otras.
BOBBIE: ¿Dónde podríamos ocultarle para que Karen no le encuentre?
PRUE: Creo que la mejor opción sería la Escuela de Magia. Allí tienen hechizos para limitar la entrada a indeseables…
RACHEL: ¿Crees que nos dejarán meter a un mortal?
PRUE: No les daremos otra alternativa. Después de prestarles nuestra ayuda durante tantas ocasiones en el pasado, creo que nos merecemos un pequeño favor por su parte.
BOBBIE: ¿Y qué vamos a hacer con lo de Atlanta?
PHOEBE: (acercándose interesada) ¿Qué pasa con Atlanta?
BOBBIE: El Centro de Investigación Neurológica de Red Swan.
RACHEL: Es donde están desarrollando el dispositivo para controlar los poderes de los seres mágicos. (le explicó a su prima al ver su cara de desconcierto)
PHOEBE: Así que la Orden 66 entra en marcha…
PRUE: Bueno, hay tiempo para eso…
PHOEBE: He visto el futuro, y la Orden 66 no trae nada bueno. Yo preferiría acabar con ese problema de raíz cuanto antes.
PRUE: (conteniendo la risa) ¿Qué propones, que volemos el centro por los aires?
PHOEBE: Sacamos a todos los mortales inocentes que pueda haber, y el resto… ¡boom! Karen no se esperará un ataque así, y hasta es posible que consigamos neutralizarla.
BOBBIE: Uuuuuy… bombas… (se quejó nerviosa) Creo que debería ir a comprar hierbas e ingredientes mágicos, por lo que veo.

Melinda acababa de darle su toma a la pequeña, y tarareaba inclinada sobre la cuna para conseguir que se durmiese, tarea bastante sencilla a juzgar por la expresión de agotamiento de su hija.
JARED: Hola. (susurró para no alertar al bebé)
MELINDA: Hola. (susurró también, sonriendo) Ya casi está dormidita.
JARED: Me alegro.
MELINDA: Te he planchado una camiseta de Chris junto a unos vaqueros. Están colgados en la silla del escritorio.
JARED: Es una suerte que tengamos la misma talla…
MELINDA: Sí que lo es… (sonrió levemente)
A pesar de que seguía sin vivir allí, pasaba mucho más tiempo que antes, sobre todo desde lo que le pasó a su aún esposa. Sentirle a su lado era lo único que la relajaba lo suficiente como para poder dormir por las noches. Jared se acercó a la silla y se quitó la camiseta que llevaba.
JARED: Están hablando sobre trazar un plan para atacar el centro de Red Swan en Atlanta.
MELINDA: Lo sé, llegan sus voces desde las escaleras.
JARED: ¿Y qué piensas?
MELINDA: Pienso… que mi familia no cesa en su empeño de ponerse en peligro.
JARED: El mal nunca descansa.
MELINDA: Lo sé, pero a veces… simplemente estoy demasiado harta. He sacrificado más de lo que esperaba por esta vida, demasiado. (miró a su esposo, y rectificó) Hemos sacrificado demasiado.
Jared asintió levemente, y se acercó lentamente hasta coger su mano. Melinda acarició el dorso de la mano de Jared con el pulgar.
JARED: Ellos lo entenderán. Sólo por esta vez.
MELINDA: Eso espero.
Melinda se quitó su rebeca y se recostó sobre la cama, dedicándole una breve mirada cómplice a Jared. Éste se acercó y rodeó a su esposa con sus brazos por la espalda.
MELINDA: A veces… sólo desearía que las cosas permaneciesen como en este instante, para siempre.

8 de Mayo de 2000
En el cementerio de San Francisco, el funeral por el doctor Curtis Williamson se celebraba. El ataúd ya estaba siendo enterrado y la gente comenzaba a marcharse, pero frente a la tumba aún permanecía Edie Williamson en una silla de ruedas, acompañada por su marido Barry y su hija Karen, que lloraba sin hacer ruido alguno.
BARRY: Deberíamos volver al hospital. Acaban de operarte hace unos días.
EDIE: (manteniendo la impasibilidad) Eso no me importa. Era mi hermano. Han dicho muchas cosas sobre él, pero a pesar de todo era mi hermano y le quería. Márchate si quieres, aun estás algo débil tras el infarto.
BARRY: (besándola en el pelo) No me iré de aquí sin ti.
KAREN: ¿Era el tío Curtis… una mala persona? (preguntó confusa)
EDIE: ¿Mala persona? ¡No! ¿Por qué dices eso?
KAREN: Escuché en el hospital lo que dijeron. Lo que le había hecho a esas personas. Dijeron que era un monstruo…
BARRY: Cielo, no…
EDIE: El tío Curtis no actuó como debía, pero no era mala persona. Sólo estaba confundido.
KAREN: Pero le quitó los órganos a gente mala para dárselos a gente buena que estaba enferma. ¿Por qué no lo consideran un héroe, como Robin Hood? (insistió desconcertada)
BARRY: Eso no está bien. Aunque lo hiciese por una buena causa, no está bien. No era quién para castigar a la gente.
KAREN: Claro… (suspiró, como cediendo sin convicción)
EDIE: Estoy un poco cansada…
BARRY: ¿Quieres que volvamos ya?
EDIE: Me gustaría seguir un poquito más, pero estoy agotada.
BARRY: De acuerdo. ¿Karen?
Karen siguió mirando la lápida, absorta. “Curtis Roy Williamson, 1964-2000. Tu hermana y tu sobrina no te olvidan”.
BARRY: Karen, ¿me oyes?
KAREN: He decidido que quiero irme a vivir con el abuelo…
EDIE: ¿Qué? ¡No, ni hablar! (se quejó mientras intentaba levantarse de la silla)
BARRY: ¡Edie, cuidado! Aún estás muy débil…
KAREN: He hablado con él esta mañana. Está esperándome en su coche.
Karen se alejó lentamente, mientras su madre seguía farfullando. Al caminar hacia el coche negro de Wilbur Andrews, se cruzó con una desconocida mujer que lloraba semioculta tras un frondoso árbol. Niña y mujer se miraron a los ojos mientras la primera se marchaba hacia el coche. Karen no lo descubriría hasta tiempo después, pero se trataba de Piper Halliwell.

4 de Mayo de 2036
Oliver se sentó en un banco de Lincoln Park, a la vista de todos para sentirse seguro, pero aun así no podía evitar el nerviosismo que claramente se reflejaba en sus piernas inquietas. Abrazaba con fuerza una carpeta marrón, con documentos varios y una memoria externa. Se sentía vigilado, y la paranoia le hacía mirar en todas direcciones. Una mano se posó de repente sobre su hombro, haciéndole dar un respingo, pero al girarse vio la cara de una persona amiga bajo aquella capucha, lo que le hizo suspirar aliviado.
OLIVER: ¡Vaya, qué susto me has dado! Menos mal que eres tú, estaba empezando a volverme loco. Tengo aquí información sobre el Protocolo Hades, y es muchísimo peor de lo que ninguno hubiese podido imaginar…

En el salón, todos salvo Melinda, Jared, Rachel, Bobbie y Alice preparaban un plan de ataque con los planos que había obtenido Phoebe del Centro de Investigación de Red Swan en Atlanta, cuando un enorme portazo en la puerta principal los dejó confusos. Patricia hizo una señal con la mano para calmarlos y se dirigió al pasillo, desde donde pudo ver a su gemela Alice apoyada contra la puerta, sofocada, con el cabello alborotado y un corte en la mano. A pesar de la prohibición que tenía, la curiosidad de Patricia por saber qué le había pasado era mayor.
PATRICIA: ¿Qué te ha pasado? ¡Estás sangrando!
ALICE: ¿A mí? ¿Por qué me tiene que pasar algo? (respondió con evasivas)
PATRICIA: ¡Por la simple razón de que tienes un corte en la mano y parece que te ha estado persiguiendo el Mossad!
ALICE: Oh… ¿esto? (señaló haciéndose la tonta)
PATRICIA: ¡Sí!
ALICE: Ah, vale…
PATRICIA: ¡¿Que qué te ha pasado?! (insistió molesta)
ALICE: Me peleé con la puerta del cobertizo y me he cortado con la chapa…
PATRICIA: (desconfiada) ¿Seguro? Mira que sea lo sea que te pase me lo puedes contar, yo no juzgo…
ALICE: ¡Que sí! ¡Deja de ponerme de mentirosa, pedazo de urraca! (saltó molesta) Además, ¿no eras tú la que se había hecho el hechizo de la verdad?
PATRICIA: Vale, te creo…
ALICE: Más te vale, que me tenéis hasta el coño. ¿Y qué hay de nuevo?
HENRY: (corriendo hacia el pasillo) ¡Está hablando otra vez!
PHOEBE: (desde el salón) ¡Esparadrapo!
ALICE: ¡Pero mira que eres un chivato de mierda! Con lo que mola tirar de la manta…
PATRICIA: Seeeee… (coincidió con su hermana) ¿Qué pasó entre Alice y tú?
ALICE: (ofendida) ¡Oye, que te estoy ayudando!
PATRICIA: Es que ninguno suelta prenda. Vuestro comportamiento fue mucho más volátil desde que hiciste el hechizo del amante perfecto con Chris, ¡y aquí nadie ha soltado prenda! ¡Quiero cotilleos, responde!
ALICE: ¡Cierra esa boca!
Alice levantó la mano y los labios de Henry quedaron automáticamente sellados por una placa de hielo. Éste se quejaba y no paraba de hacer aspavientos, incapaz de hablar.
PATRICIA: ¡Alice!
ALICE: ¡Eres demasiado maruja!
PATRICIA: ¡Pues cuéntamelo tú! ¿Qué pasó?
ALICE: ¡Yo no encontré ningún amante, Henry se burló de mí, yo le rompí todos sus cupones de El Imperio del Tigre y desde entonces tenemos la guerra declarada! ¡¿Contenta?! (gritó furiosa)
PATRICIA: Pues vaya birria, esperaba algo mucho más jugoso…
PRUE: (acercándose hacia el pasillo) Chicos, ¡ya os vale! Esto parece un patio de colegio.
HENRY: (haciendo orbitar el hielo de sus labios) ¡Aaaaagh! ¡Qué frío, pedazo de bruta!
ALICE: (aburrida) Perdón…
PATRICIA: Qué falsa suenas a veces…
ALICE: Lo hago a propósito. (sonrió)
Los tres se aproximaron hasta el salón, y Alice se quedó boquiabierta al ver el enorme plano sobre la mesa junto con un arsenal de cuchillos y pociones.
ALICE: ¿Y esto?
WYATT: Phoebe tiene razón. Debemos atacar el complejo de Atlanta.
ALICE: ¡¿Que qué? No he podido estar tanto rato fuera…
WYATT: Es bueno estar siempre preparado para lo que pueda suceder. Henry y Patty han cocinado mucho últimamente para tal fin…
HENRY: Bueno… Bobbie nos ayudaba a veces.
PATRICIA: (mirándole con desdén) Y menos mal, porque tu habilidad en los fogones deja mucho que desear. Echo de menos a mi pinche estrella.
PHOEBE: ¡No tengo tiempo ni para vivir! (se quejó irritada) Entre los exámenes finales de carrera, tareas domésticas, un trabajo de bruja a tiempo completo y mi inexistente vida social… ¡no doy abasto! ¡Y ENCIMA ME ENDOSÁIS MÁS TRABAJO!
Prue se acercó a su sobrina pequeña y la rodeó por la espalda.
PRUE: ¡Oh! Perdona, preciosa… (dijo en un tono casi maternal) ¿Qué estás haciendo?
PHOEBE: Intento buscar algo decente entre lo poco que ha podido descodificar Rachel, pero no hay más que dosieres inútiles y aburridos informes de ventas. ¿Quién iba a decir que crear un imperio del mal conllevaba tantas cosas rollo?
PRUE: ¡Espera! Vuelve atrás…
PHOEBE: ¿Qué ocurre?
PRUE: Es sólo que… ¡Sí, Curtis Williamson! Ese nombre me suena. ¿De qué es ese documento?
PHOEBE: A ver… Parece una crónica de antecedentes al Proyecto Náyade. “El Doctor Curtis Williamson fue el pionero en la investigación de habilidades extrasensoriales a raíz de un estudio sobre un brote de Fiebre Oroya originado en la primavera del año 2000 en el hospital de San Francisco. La paciente cero experimentó una resistencia insólita, mientras que el resto de infectados desarrollaron síntomas muchísimo más agresivos de lo habitual”.
ALICE: Vale, ¿pero a quién le interesa ese pedazo de mierda, aparte de Rachel y su novieta? (apuntó con gesto de aburrimiento)
PRUE: ¡Calla! (le ordenó molesta) Esto puede ser importante. Yo conocí a ese doctor, y a la paciente cero.
HENRY: ¿En serio? ¿Quién fue?
PHOEBE: (sorprendida) Piper Halliwell…

Rachel miró su reloj, preocupada porque se le echaba el tiempo encima. Miró a su alrededor, al incesante tráfico de aquella avenida, y llegó a la conclusión de que llegaría más rápido si fuese caminando.
RACHEL: Disculpe, ¿podría dejarme aquí?
TAXISTA: Aun no hemos llegado a su destino…
RACHEL: Lo sé, pero tengo prisa y parece que el tráfico no avanza.
TAXISTA: Sí, es raro… (miró a su alrededor) Esta no suele ser una avenida muy transitada. Debe haber sucedido un accidente de tráfico.
RACHEL: Es igual. ¿Cuánto le debo? (preguntó sacando su bolso)
TAXISTA: Son $16,87 por el trayecto.
RACHEL: Fiuuu… (suspiró impresionada por el precio) Aquí tiene, quédese con el cambio.
Rachel sacó un billete de $20 y lo pasó por la ventanilla. El taxista sonrió y le hizo un gesto de despedida mientras salía por la puerta.
Se dispuso a caminar deprisa, pero se paró al sentir que una voz conocida le llamaba en la lejanía.
BOBBIE: ¡Rachel! ¡Rachel! (gritó agitando el brazo que le dejaba libre la enorme bolsa con ingredientes para pociones)
RACHEL: ¿Bobbie?
Bobbie se acercó corriendo hasta alcanzar a su novia. Se encorvó un poco y empezó a jadear, se le notaba agotada.
BOBBIE: Uff… Menos mal que te alcanzo.
RACHEL: ¿Qué haces aquí?
BOBBIE: Habías quedado con Oliver, ¿no? Estaba preocupada y quería ver si podía ayudarte, así que he venido a toda prisa desde la herboristería.
RACHEL: Sí, aunque me ha retrasado un poco el atasco que había en la avenida paralela a ésta. Vamos, nos está esperando en el banco que hay a la entrada de Lincoln Park.
BOBBIE: ¿No vienen Henry, Wyatt o Chris?
RACHEL: No, he pensado que es mejor que vea una cara conocida primero. Cuando terminemos de hablar, llamaré a Chris.
BOBBIE: Es una buena idea, se le notaba bastante nervioso por teléfono. Es allí, ¿no? (señaló con la mano)
RACHEL: Sí, en ese banco de la entrada. Pero no le veo por ninguna parte.
BOBBIE: ¿Seguro que era ahí? A lo mejor se pensó que era en otro banco.
RACHEL: No, le dije expresamente el banco de la entrada. Es el único que hay en esa zona de Lincoln Park.
BOBBIE: Qué raro… Oliver siempre ha sido muy escrupuloso con la puntualidad. Supongo que por la mentalidad cuadriculada de la agencia.
RACHEL: Voy llamarle a ver qué pasa…
… … “¡Hola! Aquí Marc, pero ahora estoy liado. Si me dejas un mensaje te responderé lo antes posible, ¡promesa! Y si no… bueno, ¡suerte en la próxima! ¡Ciao!”
RACHEL: Mierda, salta el buzón.
BOBBIE: Prueba otra vez, quién sabe…
Rachel volvió a llamar de nuevo, pero el resultado fue absolutamente el mismo. Resignada, procedió a dejarle un mensaje en el buzón de llamadas.
RACHEL: ¿Oliver? Soy Rachel. Hemos venido a buscarte al parque, pero no te vemos por ninguna parte. Llámame enseguida si ocurre algún problema y apareceremos para ayudarte, ¿vale? (colgó el teléfono) Esto no me da buena espina…
Rachel se concentró durante unos segundos, intentando presentir el espíritu de Oliver, pero no lograba captar nada.
RACHEL: No le siento…
BOBBIE: ¿Pero deberías poder sentirle? No es un inocente a tu cargo, ¿o sí?
RACHEL: Sí. O no. No lo sé…
BOBBIE: Creo que lo mejor es volver a casa, allí podremos localizarle con el péndulo si le ha pasado algo. O nos llamará, supongo…
RACHEL: Tienes razón. (miró hacia arriba) Chris, ¿puedes oírme?
Unos destellos azulados se materializaron tras unos arbustos, hasta que el cuerpo de su primo fue revelado.
CHRIS: ¿Qué sucede? ¿Dónde está vuestro amigo?
BOBBIE: No estaba cuando vinimos aquí.
CHRIS: ¿Le esperamos un momento?
BOBBIE: Oliver siempre es muy puntual, habría avisado si se retrasase.
RACHEL: Cierto. Algo raro pasa aquí, y creo que es mejor que volvamos a casa a investigar.
Bobbie asintió, y agarrando el brazo del hijo de Piper, los tres desaparecieron entre destellos azulados.

Al aparecer en el salón de la mansión Halliwell, vieron cómo la gente se arremolinaba junto a Phoebe frente al ordenador de Rachel.
RACHEL: Vale… ¿qué estáis haciendo con mi ordenador?
WYATT: (ignorándola) ¿Qué tiene que ver mi madre con todo esto?
CHRIS: ¿Mamá? ¡¿Es que le ha ocurrido algo malo?! (saltó preocupado)
PRUE: Fue todo hace mucho tiempo. Vuestra tía Phoebe y yo pensamos que se trataba de un simple resfriado, pero se contagió por culpa de un insecto que traspasó la aduana.
BOBBIE: Creo que me he perdido algo… (le susurró a su novia)
WYATT: ¿Cómo es que nunca supimos que Mamá estuvo a punto de morir por culpa de la Fiebre Oroya?
RACHEL: Espera. ¿No me dirás que…? (no pudo acabar la frase, escandalizada) ¿Tía Piper fue aquella paciente de Fiebre Oroya del Doctor Williamson que originó las investigaciones que llevaron a la creación del Proyecto Náyade?
Rachel se giró y miró seriamente a Bobbie, como esperando una explicación.
BOBBIE: ¡Yo no lo sabía!
PATRICIA: ¿Es eso cierto? (preguntó en tono acusatorio)
BOBBIE: ¡Pues claro que sí! Desde el momento en que me transfirieron al Proyecto Náyade trabajé con expedientes anónimos…
HENRY: Ah, si ha respondido a la pregunta de Patricia, entonces es tiene que ser verdad…
RACHEL: ¡¿Es que acaso dudabas de la integridad de mi chica?! (preguntó ofendida a su hermano)
ALICE: (harta) Pero a ver que me aclare, ¿qué tiene que ver ese doctor mediomierda en esta historia? Empezó la investigación que llevó a ese proyectito de los cojones, ¿y qué?
WYATT: Sin ánimo de aprobar la sucia lengua de Alice, coincido con sus argumentos. ¿Qué más da cómo empezó el Proyecto Náyade?
PHOEBE: (sorprendida) Karen Williamson…
RACHEL: ¿Qué has dicho? (preguntó sin terminar de creer lo que acababa de oír)
PHOEBE: Karen Abigail Andrews, nacida el 1 de Marzo de 1992 como Karen Abigail Williamson. Hija de Anthony Andrews y Edie Williamson… ¡Es su sobrina!
PRUE: No… ¡no puede ser! (repuso aterrada)
RACHEL: ¿Qué pasa, Prue?
PRUE: (agarrándose la cabeza) Es culpa mía… Por eso Phyllis decía que tenía fijación en mí. ¡Es culpa mía!
ALICE: ¡Uuuuuuy! ¿Qué has liado, Prue? Venga, canta.
PRUE: El Doctor Williamson empezó a estudiar nuestra sangre por la enfermedad de Piper, pero no esperaba contaminarse con ella, adquiriendo nuestros poderes…
RACHEL: Así debió de saber Karen que existía la magia…
PRUE: Sí, pero un mortal no está preparado en condiciones normales para asimilar poderes mágicos. Su mente se vuelve inestable.
BOBBIE: ¡Por eso el Proyecto Náyade! ¡Para estabilizar los poderes mágicos en un mortal de forma segura! (apuntó emocionada) Oh perdona, sigue…
PRUE: El doctor Williamson… (carraspeó un poco, afectada) Curtis perdió la razón y comenzó a asesinar gente. Nosotras intentamos ayudarle, pararle… pero no pudimos hacer nada. Le… matamos. No, ¡yo le maté!
Prue se limpió un poco los ojos, mientras Patricia se acercaba y le ofrecía un abrazo de consuelo.
CHRIS: ¿Cómo es… que nunca hemos sabido nada de esto?
PRUE: Sentíamos vergüenza por lo que sucedió. El Doctor Williamson era un buen hombre que sólo intentaba ayudarnos, no fue culpa suya lo que hizo. Murió por nuestra imprudencia.
RACHEL: Karen… Eso era lo que pretendía. Quiere vengarse de nosotros.
BOBBIE: Creo que ya no sólo es eso. Quiere vengarse de todos los seres mágicos, y está dispuesta a todo por conseguirlo. Incluso a utilizar magia para conseguirlo. Ése era el objetivo final del Proyecto Náyade.
MELINDA: (apareciendo de repente por la puerta) Pues no le permitiremos que utilice nuestro legado contra nosotros.
PHOEBE: ¡Melinda! ¿Es que al final vienes con nosotros?
MELINDA: Teníais razón, no podemos permitirnos esperar hasta que ella dé el primer paso. Es lo que ella espera, lo que nos ha mantenido siempre en desventaja. (miró con tristeza a su estómago, acariciándolo levemente) Jared cuidará de la pequeña.
ALICE: (dando una palmada) ¡Vaporicemos a esa víbora con extensiones!
PATRICIA: Qué animada te veo ahora, ¿eh?
ALICE: ¡Soy complicada! Lloro por tonterías y me lío a hostias segundos después… (repuso con aspavientos)

ATLANTA, CENTRO DE INVESTIGACIÓN NEUROLÓGICA DE RED SWAN
Karen observaba desde lo alto de las escaleras cómo un grupo de trabajadores se disponía a amontonar los cuerpos moribundos de media docena de demonios para lanzarlos a la incineradora. La sensación que aquello le inspiraba era de júbilo y felicidad, aquellos débiles gemidos de dolor eran como música para sus oídos. Sentía que finalmente todo seguía el curso que había deseado durante tantísimo tiempo…
¡BOOOM!
SRD-WEAN: Atención, protocolo de emergencia. Diríjase todo el personal a la salida más cercana. Atención, protocolo de emergencia. Diríjase todo el personal a la salida más cercana. Atención, protocolo de emergencia…
Los empleados comenzaron a huir despavoridos, mientras los escasos efectivos de Warsend comenzaban a movilizarse. Karen no podía creer lo que estaba viendo, se encontraba atónita.
KAREN: Esas… ¡malditas sabandijas! (susurró apretando los dientes, mientras sus manos se cubrían de fuego oscuro) ¡¿Cómo se atreven?! ¡Nadie debe llevarme la contraria!
WYATT: Pruébanos. (le dijó con frialdad)
Wyatt, Chris, Henry y Alice se dispusieron a atacar a los soldados, mientras el resto de los Halliwell dirigían sus poderes contra el edificio.
SOLDADO1: ¡Id a por el jefe Halliwell! ¡Yo me encargo de la bajita!
ALICE: ¿Bajita? Vas a cagarla por subestimarme, ¡pedazo de moco! (gritó mientras extendía su mano, lanzando una serie de carámbanos)
El soldado abrió sus brazos, haciendo que los carámbanos se detuviesen en el aire y cambiasen rápidamente a estado líquido hasta formar burbujas de agua. Sonrió, y entonces cada burbuja se convirtió en una serie de látigos que comenzaron a azotar ferozmente el cuerpo de la hija de Phoebe.
HENRY: ¡¿Serás cabrón?!
Henry enfocó su telekinesis orbitacional en la porra del soldado y le golpeó con ella, pero antes de volver a repetir el golpe sintió cómo su cuerpo se cubría rápidamente de insectos que empezaron a picotearle por todas partes.
SOLDADO2: A esto puedo jugar yo también… (dijo sonriente mientras chasqueaba los dedos, haciendo que más insectos apareciesen corriendo en su dirección)
HENRY: ¡Aaaaagh!
Henry trató de orbitar para evadir a los insectos que le atacaban, pero por más que lo intentaba los insectos le acompañaban. El soldado entonces sintió una palmada en la espalda, y al girarse vio cómo el puño de Prue impactaba en su cara, aturdiéndole y parando momentáneamente a los insectos.
PRUE: Cuidado, pequeño saltamontes… (le advirtió justo antes de desaparecer en forma astral)
SOLDADO3: ¿No lo entendéis? No importa que nosotros caigamos. Somos como una Hydra, puedes cortar una cabeza pero aparecerán dos nuevas en su lugar mucho más poderosas. ¿Podéis decir lo mismo de vosotros?
El tercer soldado comenzó a reírse mientras Wyatt se acercaba a él. Éste agarro su ametralladora y la disparó varias veces contra el techo, algo que le dejó completamente desconcertado a Wyatt. Sin embargo, el soldado sonrió y quedó flotando en el aire en postura de meditación con los ojos cerrados, moviendo los brazos lentamente.
MELINDA: ¿Qué está haciendo el pringado ese?
El soldado movió un brazo en su dirección, y entonces Melinda sintió como si algo le rasgara el brazo.
MELINDA: ¡Aaaaagh! ¿Qué puñetas ha sido eso? (preguntó sosteniéndose el sangrante brazo)
RACHEL: ¡Mel! ¡Te ha alcanzado una bala!
BOBBIE: ¡Cuidado, Rachel! (gritó preocupada)
El soldado extendió el brazo hacia Rachel, pero Bobbie se lanzó con rapidez para proteger a su novia. Sin saber cómo sus manos se inundaron de luz, y un potente chorro fotoquinético impactó contra un veloz trozo de metal que se aproximaba, convirtiéndolo en nada más que polvo.
RACHEL: ¿Qué ha sido eso, Bobbie?
BOBBIE: No… tengo ni idea (admitió confusa)
PATRICIA: ¡AAAAAAAAAAAGH!
Patricia cayó al suelo sin que nadie se diese cuenta. No lo había visto venir, pero una bala había impactado contra su pecho.
PHOEBE: ¡PAAAAAAAAATTY! (gritó aterrada)
WYATT: ¡HIJO DE PUTAAAAAAA!
Wyatt orbitó con rapidez detrás del tercer soldado, y antes de que pudiese nadie reaccionar, agarró su cabeza y le rompió el cuello.
PRUE: ¡Wyatt, nooooo!
CHRIS: ¡¿Pero qué has hecho?! ¡Esa gente está siendo manipulada por Red Swan! ¡También son inocentes!
WYATT: ¡ESO ME DA IGUAL! ¡Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a esta familia! Y si eres tan cretino como para no entenderlo, ¡quítate entonces de mi camino!
El cuello del soldado volvió a enderezarse de pronto, y su cuerpo comenzó a flotar en el aire de nuevo. Antes de dejar reaccionar a Wyatt, dio una fuerte palmada, lanzando todas las balas que quedaban en el aire a todas direcciones. Casi todos las pudieron esquivar, pero Phoebe recibió un impacto en el muslo y el propio Wyatt en el estómago.
WYATT: Mierda…
CHRIS: ¡Wyatt! (corrió a socorrerle)
KAREN: ¿Esta es la nueva generación Halliwell? Es mucho más lamentable de lo que me esperaba. Podría aplastaros como un pequeño mosquito si quisiera…
Karen sintió un fuerte golpe en la cara, fruto de un puñetazo telekinético en la cara.
PRUE: ¡Por encima de mi cadáver!
KAREN: ¡Jajajaja! Viniendo de ti, eso supone un cliché demasiado manido. Pero reconozco que la idea de matarte a ti en concreto me resulta sumamente gratificante.
PRUE: Yo maté al tito Curtis… (apretó los puños) ¿Acaso no crees que pueda hacer lo mismo contigo?
KAREN: ¡Cállate! ¡AAAAAAAAGH!
Karen le lanzó una llamarada oscura, pero Prue la bloqueó con un escudo telekinético, aunque con demasiada dificultad.
KAREN: ¡Jajajajaja! ¿Crees que eso te funcionará mucho más? Mi poder está muy fuera de lo común, he absorbido la fuerza de la auténtica magia negra.
PRUE: Quizá no sea suficiente sólo conmigo…
Prue cerró los ojos y se concentró, haciendo aparecer a su lado su cuerpo astral. Ambas abrieron los ojos y se sonrieron la una a la otra, pero entonces hicieron algo que nadie esperaba: ambas cerraron los ojos de nuevo y generaron otros dos cuerpos astrales.
PRUES: … ¿pero qué me dices de cuatro?
KAREN: ¿Crees que me asustas? Eso no me dice nada…
Las cuatro Prue se cogieron de la mano, y con una rápida mirada comenzaron a darle repetidos golpes telekinéticos en todo el cuerpo hasta que le hicieron caer por las escaleras.
PRUES: ¿Y bien?
KAREN: (furiosa) ¿Crees que me has derrotado sólo con eso?
Karen se levantó con rapidez del suelo y preparó una bola de fuego oscura en su mano, pero antes de poder lanzarla todos, Halliwell y soldados comenzaron a flotar descontroladamente en el aire.
RACHEL: ¿Qué es esto? (preguntó mientras intentaba mantener su poder de sanación sobre el cuerpo de su prima Patricia)
CHRIS: Parece como si fuésemos demasiado ligeros como para mantenernos pegados al suelo.
KAREN: (sonriente) ¡Magnífico! ¡Espectacular! ¡BRAVOOOO!
Benjamin se acercó lentamente, hasta quedar junto a Karen.
KAREN: Me alegro de ver que has despertado al fin. Llegas justo a tiempo de ver cómo destruyo para siempre el apellido Halliwell de la faz de la tierra.
BENJAMIN: Emmm… no.
Benjamin soltó a todos los Halliwell, y después se dispuso a incrementar con su gravitoquinesis la fuerza gravitatoria sobre Karen, dejándola acurrucada en el suelo.
KAREN: Maldito traidor de mierda…
BENJAMIN: ¿Traidor? Nadie te es fiel si no hay dinero de por medio o un mecanismo de lavado de cerebro. ¿Traidor dices? Yo no soy un traidor, prefiero considerarme… un revolucionario. (guiñó un ojo)
KAREN: ¡Yo hice de ti el hombre que eres!
BENJAMIN: (incrédulo) Me tiraste por unas escaleras dejándome al borde de la paraplejia, y tu abuelito aprovechó la ocasión para tenerme atado en corto a mí y a mi familia con la excusa de ofrecernos una compensación. Desde entonces, tú y tu familia sólo habéis estado manipulándome y jodiéndome la vida. ¿Pero sabes qué? Eso se acabó.
Benjamin apretó el puño, incrementando enormemente la intensidad de la fuerza gravitatoria sobre el cuerpo de Karen.
KAREN: ¡AAAAAAAGH! (gritó de dolor) ¡Jajaja! ¿Acaso crees que alguien como tú es suficiente como para acabar conmigo?
BENJAMIN: ¡Rapido! ¡Salid de aquí mientras los retengo!
ALICE: (escupiendo un gran chorro de agua) ¡Y una polla! ¡Aprovechemos para aniquilar a esa guarrilla polioperada!
Alice se dispuso a lanzarle una serie de bolas de energía helada, pero antes de impactar sobre su objetivo se desintegraron sobre una esfera de fuego oscuro que rodeaba el cuerpo de Karen. Ella rió, una risa diabólica y perturbadora.
KAREN: No podéis acabar conmigo. ¡He sido elegida para acabar con todos vosotros y conducir a la humanidad a la libertad de la opresión mágica!
PRUE: ¡Mírala! Si nos ha salido una defensora del hombre… (repuso con desdén)
Melinda se acercó furiosa ante las palabras de Karen y se dispuso a lanzarle repetidas combustiones moleculares de máxima potencia sobre ella a modo de venganza, pero el resultado no fue muy diferente al de su prima Alice. Los brazos y piernas de Karen comenzaban a temblar, como si el efecto que Benjamin tuviese sobre ella empezara a desvanecerse.
KAREN: No tenéis poder. ¡No tenéis poder para derrotarme! (reconoció sonriente) Pero yo… es cuestión de tiempo que vuelva a ponerme en pie. Y mis tropas no tardarán en llegar, para daros vuestro merecido.
BENJAMIN: Está… ¡está empezando superar mis habilidades! (les advirtió agotado) ¡Vamos! ¡Marchaos!
RACHEL: ¡De acuerdo! ¿Te encuentras bien, Wyatt?
WYATT: Aagh, me duele el estómago. Pero no has hecho mal trabajo. ¿Y el resto?
ALICE: Todos bien. (dijo colocándose el cabello mojado)
WYATT: Vámonos.
BOBBIE: ¿Qué hacemos con los prisioneros? Son demonios, pero…
WYATT: Que se queden aquí.
CHRIS: ¡Wyatt! Eso no está bien. Puede que no sean del mismo bando, pero no somos unos asesinos…
WYATT: Haz lo que quieras… (dijo con desgana)
BENJAMIN: ¡Daos prisa! No podré aguantar así mucho tiempo.
MELINDA: ¡Mirad! ¡Una de las zorras de la Rosa Negra!
PHOEBE: El resto están muertos. No sé cómo no se han desintegrado todavía…
Chris se acercó a uno de los cuerpos, e intentó tomarle el pulso.
CHRIS: Este creo que sigue vivo.
Chris intentó cogerle, pero el demonio, sin apenas fuerzas, abrió los ojos y le agarró el brazo.
ELYON: Tú… tú… (susurró aturdido)
BENJAMIN: ¡Vamos! (les instó apremiante)
Todos los Halliwell, junto con los demonios moribundos, se agruparon y orbitaron fuera del centro. En ese momento, Karen conseguía superar la gravitoquinesis de Benjamin y se ponía en pie, con una sonrisa maligna y ansiando venganza.
KAREN: Es una auténtica lástima, tanto tiempo y recursos empleados para que fueses mi mano derecha… Sin embargo, tu muerte será absolutamente en vano.
BENJAMIN: (sonriendo) No si consigo desestabilizar tus planes…
Benjamin alzó los brazos y dirigió su gravitoquinesis contra la estructura del edificio, usando todo su poder. Karen lanzó sobre él su piroquinesis oscura mientras el edificio temblaba y se desgajaba como si lo sacudiese un terrible terremoto.

Los Halliwell acababan de aparecer en el salón de la mansión de Chicago, bastante desmoralizados ante su relativa derrota.
PATRICIA: Me va a doler el pecho durante una semana, por lo menos… (se quejó con amargura)
ALICE: No soy de las que dicen “os lo advertí”, pero… ¿qué coño? ¡Os lo advertí, pandilla de merluzos! ¡Este tipo de planes se hacen con tiempo, gráficos con leyenda y pegatinas de colores!
PRUE: Tienes razón…
ALICE: ¡Ohhh! ¿Acaba de darme la razón la legendaria Prue Halliwell? (repuso emocionada)
PRUE: Nos precipitamos queriendo asestar un golpe de efecto que fuese inesperado.
PHOEBE: Y tanto que fue un golpe de efecto, pero en nuestra propia cara. Estaba tan obsesionada por evitar ese futuro horrible, que insistí demasiado para que les atacáramos. Lo siento…
MELINDA: (apoyando la mano en su hombro) Tranquila, no es culpa tuya. Todos queríamos acabar con Red Swan.
HENRY: La putilla de la Rosa Negra está convulsionando. ¿Wyatt?
WYATT: Lo siento, estoy demasiado ocupado con el tipo de los ojos de serpiente. Dile a Rachel que te ayude.
HENRY: ¿Dónde está Rachel?
CHRIS: ¿No la trajiste tú? (mirando a Henry)
HENRY: No, fue Wyatt. ¿No?
WYATT: Habría notado si hubiese tenido que cargar con alguien más…
PHOEBE: ¡Oh Dios! ¡Rachel se soltó!
HENRY: (aterrado) ¡¿QUÉEEEEE?!
BOBBIE: Pero Karen… ¡No, tenemos que volver a por ella!

Henry cerró los ojos y comenzó a orbitar. Bobbie se agarró en el último segundo como polizón. Cuando ambos aparecieron en su destino, se encontraban entre una enorme montaña de escombros.
BOBBIE: ¿Qué es este sitio, Henry? Creo que te has equivocado…
HENRY: No… Este es el centro de investigación.
BOBBIE: ¿Pero qué ha pasado aquí? (preguntó asustada) ¡Rachel! ¡¡¡RACHEEEEEEEL!!!
HENRY: ¡Allí, mira!
Henry señaló una esfera de energía azul, el escudo orbitacional de Rachel, semienterrado por escombros y cascotes pesados. Henry se dispuso a usar su poder para desenterrarlo, pero pesaba demasiado. Bobbie, instintivamente, levantó su mano y captó la luz solar del atardecer en un potente chorro fotoquinético que le ayudó a liberarlo.
HENRY: (sorprendido) ¿Y eso?
BOBBIE: ¿Y eso ahora qué importa?
Ambos se acercaron corriendo a aquella esfera, que poco a poco se desvaneció ahora que ya no era necesaria. Rachel se encontraba inclinada sobre el cuerpo inconsciente de Benjamin, usando su poder de sanación para curar cuanto le permitían aquellas quemaduras de fuego oscuro de sus brazos.
HENRY: ¡Rachel! Nos has tenido muy preocupados…
RACHEL: Lo siento, es que… no podía abandonar a Benjamin. No podía dejar a otro inocente atrás.
BOBBIE: ¿Qué ha pasado?
RACHEL: Karen trató de matarle, pero yo intenté protegerle antes de que le alcanzase. Ha destruido él sólo el edificio.
HENRY: ¿Esto lo ha hecho ese tío?
RACHEL: (sonriente) Así es. La tecnología de Red Swan para el control mental y para la contención de poderes ha muerto con este sitio. ¿Os dais cuenta de lo que significa?
HENRY: (confundido) Emmm… ¿sí?
BOBBIE: Todo el trabajo que habían logrado aquí… Les llevaría décadas recuperarlo.
RACHEL: ¡Sí! ¡Podemos ganar! ¡Podemos cambiar el futuro! (anunció emocionada)

Karen estaba fuera de sí. Gritaba furiosa, destruyendo todo lo que encontrara a su paso en su despacho. Aquel contratiempo había sido devastador para su ego, y empezaba a dudar de sus propias posibilidades.
NAHIA: Mira, mira… (dijo sonriente, apareciendo tras una columna) Esta es la gran Karen Andrews, derrotada por una familia de estúpidos brujos.
Sasha, Rebecca y Linda aparecieron de entre las sombras y se situaron justo tras su líder.
KAREN: ¡Cállate! ¡¡¡CÁLLATEEEEEE!!!
NAHIA: Estás en las últimas Karen. No eres más que una loca que se consume.
KAREN: ¡Que te calles, zorra!
Karen lanzó su piroquinesis oscura sobre Nahia, pero ésta la desvió sin apenas inmutarse.
NAHIA: Estás débil.
KAREN: ¡Déjame en paz!
NAHIA: ¿Que te deje en paz? ¿Después de lo que le has hecho a mi escuela de magia? ¿A mis Rosas? ¿A mi familia? No. Este es tu fin, Karen. Adios.
Karen se dispuso a golpear a Nahia, pero ésta le inmovilizó el brazo y, antes de que pudiese contraatacar, la agarró del cuello.
KAREN: (entre susurros) No… podrás… vencerme…
NAHIA: Ya lo he hecho.
Nahia concentró una bola de fuego en la mano que sostenía su cuello. Karen se agitaba y balbuceaba mientras su cuerpo era consumido por las llamas.

28 de Mayo de 2000


Karen miraba al horizonte, absorta. Aquel frío banco de hierro forjado frente al lago de la Mansión Andrews se había convertido en el refugio de su dolor. Sostenía entre sus manos un prototipo de Tablet que no vería la luz hasta una década después, pero los Andrews conseguían siempre lo que querían.
NAHIA: (posándole la mano sobre el hombro) Son unas hermosas vistas… ¿Conoces el origen de las Náyade? Eran hijas de los dioses, ninfas de las aguas dulces con un poder tal que podían desafiar hasta a la propia muerte. Se creían hermosas, poderosas… y tan sólo por ello se creían en disposición de merecer la veneración de la gente, castigándolos cuando sus exacerbados celos eran alimentados… (negó con la cabeza)
KAREN: Eso me da igual. Y esta casa, y todo ese dinero… (susurró con frialdad) No significan nada para mí. ¿Lo quieres? Es todo tuyo. Yo sólo quiero que las cosas vuelvan a ser como deberían…
NAHIA: La pena es un sentimiento lógico en situaciones como estas, pero para gente como nosotras resulta un tanto inútil. La ira, la venganza… esos sentimientos son los que verdaderamente importan. Son los sentimientos que nos dan poder.
KAREN: Yo no quiero poder…
NAHIA: (negando con la cabeza) Pero lo querrás. He visto en tu corazón, y sé cómo eres: eres como yo. Una auténtica Rosa Negra.
KAREN: Me dijiste que encontraría mi camino si marchaba junto a mi abuelo. Aún no sé por qué confié en ti...
NAHIA: Este tipo de vida te abre muchas posibilidades, y sé que en el fondo deseas lo mismo que yo. Quieres venganza. Quieres que sufran.
KAREN: Ni siquiera sabría por dónde empezar… (dijo temblorosa)
NAHIA: Paciencia, querida. Todo llegará a su debido tiempo. Los sacrificios que has hecho en los últimos días son sólo el comienzo de un largo viaje, pero te prometo que tendrás tu recompensa. Al menos, ahora sabes la terrible verdad que azota este mundo…
Nahia le dedicó una leve sonrisa, y le lanzó un beso con la mano mientras desaparecía entre llamas.
KAREN: Y desearía no haberlo hecho…
Karen dejó deslizar entre sus dedos aquel prototipo de tablet, cayendo al suelo y quebrándose la pantalla. En ella, podía verse repetido en bucle el momento en que Prue Halliwell, acompañada de sus hermanas Piper y Phoebe, lanzaba con su telekinesis una oxidada rueda dentada sobre el pecho del Dr. Williamson.

4 de Mayo de 2036

Nahia se encontraba inmóvil, con una expresión de sorpresa en su rostro. Sus esbirras apenas eran capaces de emitir débiles gemidos de impresión, menos de mover un músculo siquiera. Al dirigir la mirada a su estómago, se sorprendió al descubrir la planicie sangrienta que encontró en vez de su abultada barriga.
NAHIA: ¿Qué…? ¿Cómo…? (balbuceó confundida)
KAREN: ¿Pensabas que eso era todo? ¿Qué era suficiente? Halliwells… Rosas Negras… Brujos… Demonios… Aun no habéis visto nada de lo que puedo llegar a hacer. Y lamentaréis el día en que os atrevisteis a enfrentaros a mí. ¡Jajajaja!
NAHIA: Pero… mi poder…
KAREN: Ese bebito tuyo era trampa. Usar la magia negra de un nonato para incrementar la tuya, ¡qué desfachatez!
NAHIA: Lo has… matado. (dijo furiosa)
KAREN: (ofendida) Cariño, en esta historia yo no soy la infanticida. Yo sólo he usado la magia negra para absorber la maldad del corazón de tu bebé. ¡Los niños buenos no reaccionan bien con las mamás malas! Deberías darme las gracias, ahora será un asqueroso brujito de luz en la otra vida.
NAHIA: Sucia… perra.
KAREN: Estoy harta ya de ti. Quiero que estés quitetita y callada de una maldita vez, para siempre.
Karen lanzó a Nahia con fuerza contra la pared y puso sus manos sobre su pecho. Nahia gritaba llena de dolor mientras Karen poco a poco se disponía a absorber su poder, su esencia y su vitalidad, hasta que únicamente dejó tras de sí una cascara vacía, como una estatua de cristal.
KAREN: Ding, dong. La bruja ha muerto. ¡Jajajajaja!
SASHA: ¡Nahia, nooooo!
KAREN: Nadie debe llevarme la contraria. ¿Quién quiere ser la siguiente? (preguntó desafiante)
Las tres se miraron perplejas. Linda dio un paso hacia adelante, llena de temor.
LINDA: Lo siento, pandilla de furcias fracasadas, pero mi deber consiste en asistir a la fuerza de magia negra dominante. (les dijo arrodillándose ante Karen)
KAREN: ¡Bien! ¿Alguien más quiere unirse a Nahia, o prefiere optar por la sensatez de seguir el ejemplo de la vieja con pelos de loca ésta?
Rebecca, con lágrimas de rabia en sus ojos, dio un paso al frente y se arrodilló.
SASHA: ¡Becky!
REBECCA: Lo siento, Sasha. Pero es la única forma. Es demasiado poderosa, sólo así podrá sobrevivir la Rosa Negra.
KAREN: ¿Y bien?
SASHA: ¡Que te den, guapa! (repuso con convicción)
Karen le lanzó una bola de fuego oscuro, pero Sasha consiguió desaparecer antes de que le impactase.
KAREN: (molesta) ¡Ughhh! Bah, ya acabaré con ella luego…

En las profundidades del valle sombrío de Kyrw, una peligrosa región del Inframundo en donde ni los mismos demonios se atrevían a acercarse, Pauley continuaba su expedición junto a un escuadrón de Warsend. Uno de los soldados accionó un artefacto explosivo, abriendo un estrecho camino en la caverna.
PAULEY: ¿Es aquí? ¿Seguro?
COMANDANTE: El scanner revela la presencia aquí de una concentración mágica sin precedentes.
Pauley se acercó lentamente, y con cuidado atravesó el pequeño agujero hasta la nueva gruta. Un soldado se dispuso a lanzar barritas fluorescentes, y entonces pudieron ver aquel gigantesco árbol de hojas negras sobre una isla, rodeado por una oscura laguna de un líquido que parecía ser como petróleo. Pauley, emocionada, cogió su teléfono vía satélite.
PAULEY: ¿Karen? Creo que ya lo tenemos.

En el cuarto de la colada de la casa de Bobbie, Rachel doblaba la ropa de la secadora mientras Bobbie preparaba la nueva colada en la lavadora. Estaban sorprendentemente calladas, pero entonces Rachel cogió uno de los calcetines de Dag y se lo lanzó a la cara.
BOBBIE: ¡Aaagh, no! (respondió entre risas) ¡Verás lo que es bueno!
Bobbie agarró uno de los calcetines usados de Dag y le devolvió el golpe, igualmente en la cara.
RACHEL: ¡Puaaaaaag! ¡Que a Dag le apestan los pies! (dijo asqueada) Eres malvada, ¡un demonio!
BOBBIE: Tengo un lado oculto, hay una oscuridad en mí que no conoces… (repuso divertida mientras recogía la pareja del calcetín y se lo estampaba también en la cara)
RACHEL: ¡Aaaaaarg! Te vas a enterar de lo que es bueno. (respondió con una fría mirada)
Rachel se lanzó sobre Bobbie y comenzó a hacerle cosquillas en la rabadilla, su punto débil. Bobbie intentó retorcerse, tratando de zafarse de aquella desternillante tortura, pero Rachel la tenía bien sujeta con su otro brazo. Perdió el equilibrió, y Rachel, que tenía sus fuerzas enfocadas en inmovilizarla, cayó con ella. Comenzaron a reírse, y entonces Bobbie besó tiernamente los labios de su amada, a lo que ella respondió con un apasionado beso.
DAG: (desde la cocina) ¿Sabéis en qué posición debo girar la rueda para usar la función grill del horno?
BOBBIE: ¡Oh no! ¡Va a intentar cocinar de nuevo! (anunció aterrada)

RACHEL: ¡Extintor!
Rachel se levantó con rapidez y se dirigió corriendo hacia la cocina.
BOBBIE: Rachel… (susurró dubitativa, haciendo que ésta parase en el marco de la puerta)

En el despacho presidencial de Red Swan, Karen disfrutaba de su victoria con un puro y una copa de brandy. Observaba con emoción la enorme pantalla holográfica que tenía a la izquierda de su mesa, desde donde se podía ver a Rachel.
RACHEL: ¿Qué quieres, Bobbie? (preguntó extrañada)
BOBBIE: Es sólo… Me alegro que las cosas vuelvan a ir bien entre las dos.
RACHEL: Aún no has visto nada. (repuso sonriente) Soy optimista, estoy segura de que algo grande nos está esperando…
DAG: (desde la cocina, preocupado) ¡Cof, cof! ¡Aquí sale mucho humo!
RACHEL: ¡Mierda!

Rachel salió corriendo, y entonces se pudo ver cómo la cámara enfocaba hacia una cubeta con ropa sucia que había en el suelo, y unas manos recogían una enorme sudadera gris con capucha llena de suciedad y de manchas resecas de sangre para después colocarla en el tambor de la lavadora. La cámara enfocó entonces hacia el frente, al espejo del cuarto de la colada, en el que podía verse la imagen reflejada de Bobbie. Pero no había cámara. O eso era lo que parecía. Bobbie se atusó el flequillo en el espejo, al tiempo que una maléfica sonrisa se dibujaba en el rostro de Karen Andrews mientras emergían numerosas pequeñas ventanas con las barbaries cometidas contra el Grupo Artemisa por parte del misterioso y letal asesino de la sudadera gris.
KAREN: ¡Jajajajaja! ¡JAAAAAAJAJAJAJAJAJAJAJA!
OLIVER: ¿Bobbie? ¡Bobbie, no! ¡No, por favor! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!
Escrito por Marlop88

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