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3x09 AQUELLOS NO MARAVILLOSOS AÑOS

22 de diciembre de 2035 en San Francisco. Un amplísimo local cuyas blancas paredes, decoradas por lienzos al óleo, eran testigo del éxito de la exposición artística de Paige Matthews. Decenas de conocidos, amigos y expertos del arte daban la enhorabuena a la señora Matthews por todo el talento y pasión que desprendían sus obras. Ella, vestida de gala y muy elegante, y con una copa llena de vino en la mano, charlaba muy divertida con la gente que se le acercaba.

PAIGE: ¡Oh, gracias, gracias! Quizá el cuadro que más cariño le tenga sea éste, que aviso, no está a la venta (señaló a su derecha un cuadro de pequeño formato dónde se podía distinguir, entre pinceladas sueltas, un retrato de sus tres hijos) Este cuadro simboliza mucho para mi, lo es todo. No quería tener una triste fotografía, hecha en menos de un segundo, quería tener un cuadro que representara lo mucho que echo en falta a mis hijos. Tristemente Helen falleció, y el resto, Rachel y Henry, tienen una importante meta para el futuro

FOTÓGRAFO: ¿En qué trabajan, señora Matthews?
PAIGE: Digamos que trabajan, sí, pero nacieron para salvar personas
FOTÓGRAFO: ¿Qué filosófica es usted, no?
PAIGE: Bueno... tanto cómo eso... ¿Por cierto joven, en qué revista trabaja?
FOTÓGRAFO: “415 Magazine”
PAIGE: ¿Y por qué se han interesado en mi exposición? (cambió drásticamente) ¡Oh, disculpe!

Paige abandonó al joven fotógrafo, que se quedó con la miel en los labios, y fue directa hacia una mujer morena de unos 30 años más joven

PAIGE: ¡Menos mal, Prue, pensaba que no venías!
PRUE: Claro que iba a venir. ¡Benditas sean las pociones teletransportadoras! ¡No sabía que habías nacido para esto, cuánto talento tienes! (se quedó sorprendida)
PAIGE: Ya será para menos... (dijo ruborizada)
PRUE: Tengo que hablar contigo (su rostro se quedó serio y la cogió del brazo)
PAIGE: Hablemos ¿quieres vino? (y empezaron a dar un paseo por el local)
PRUE: No, gracias. ¿Has visto a Piper? Es importante
PAIGE: ¿Es sobre Phyllis, verdad? Pues no, no la he visto. Ella y Phoebe me dijeron que iban a venir a verme... pero ya sabes cómo son, no llevan la puntualidad en sus genes... Por cierto, ¿y mis niños, no vienen?
PRUE: No pueden. ¡Henry y Rachel están en Brasil, parece que tienen allí un cargo!
PAIGE: Ya están los Ancianos sobrexplotando a los Halliwells... (suspiró)
PRUE: Habría que darles una buena patada a los culos celestiales de tus jefes... (miró a una señora que se les quedó vigilando)
PAIGE: Chss... baja el volumen, que estamos rodeadas de mortales...
PRUE: Ah, cierto. Lo que te quería comentar, desde hace ya unos meses... es que tú fuiste adoptada...
PAIGE: Igual que Phyllis, sí. (puntualizó)
PRUE: ¿Notaste desde pequeña cosas raras, en plan sucesos que no podías explicar, magia en general? Quiero conocer su infancia... a ver si es capaz de cambiar. Ya no quiero salvarla por ser mi hija, que es algo raro de explicar teniendo en cuenta que ella es unos años mayor que yo, es más que nada salvarla como inocente que es. Estamos destinadas a salvar inocentes, y yo tengo la sensación de que lo sigue siendo. Quiero sacarla de la hermandad de las Rosas Negras. Y sobre todo, quiero saber porqué cuándo la conocimos, venía de un psiquiátrico y llevaba tiempo viviendo en la calle. Me siento culpable si no tuvo una buena infancia...
PAIGE: Mmm... ¿Intentaste viajar al pasado para solucionarlo todo, no? Pero no funcionó ¿cierto? (Prue asintió) entonces está claro que los viajes en el tiempo no son la respuesta... (se quedó pensando) y en cuanto a tu primera pregunta: Sí. Claro que notaba cosas raras. Por desgracia si sobreviví al accidente de coche de mis padres, es que fue gracias a que orbité.
PRUE: Oh... vaya... lo siento, no lo sabía 
PAIGE: Tranquila, no te pierdes nada. Resumirte mis 58 años de hermana perdida es algo de lo que estoy aprendiendo. Algún día escribiré mis memorias... y tú serás la primera en leerlas.
PRUE: La verdad es que sí, tenemos muchas cosas de las que hablar. (Dicho eso, Piper y Phoebe entraron en el local)
PAIGE: ¡Por fin! (Paige extendió sus brazos para abrazar a sus hermanas mayores)
PHOEBE: Uuuuuuich ¿ha comenzado ya la exposición?
PIPER: ¡Lo sentimos mucho! Se nos ha aparecido un Demonio Camaleón en el maletero del coche
PHOEBE: ¿Qué hace un Demonio Camaleón en un maletero? Os preguntaréis...
PIPER: Y al explotarlo nos hemos puesto perdidas las dos, de sangre verde y viscosa, y claro, nos hemos tenido que dar la vuelta.
PHOEBE: Y encima me he puesto ropa de Piper... (dijo con un toque quejica)
PIPER: ¿¡Qué pasa con mi ropa!? ¡Es la ropa normal y moderna de una mujer de 62 años en pleno siglo XXI!
PHOEBE: ¡Pues que no me gusta, te tapas demasiado!
PRUE: Chicas ¿esto qué es, un flasback a 1980? ya sólo queda saber quién fue la que me rompió la Barbie... (sonrió)
PAIGE: ...Hermanas... no te envidio por haberlas aguantado de joven
PRUE: No te envidio por aguantarlas ahora de viejas...
PIPER Y PHOEBE: ¡NO SOMOS VIEJAS!
PRUE: Lo sé. Sólo quería sacaros de quicio, cómo me hacías a mi antes... ahora las tornas han cambiado. ¿Paige, Phoebe, nos disculpáis a Piper a mi unos minutos?
PHOEBE: Por supuesto, si necesitáis algo, estamos bebiendo vino (sonrió)

Piper y Prue se alejaron del grupo de bohemios, quedándose relegadas en una esquina


PRUE: ¿Y bien?

PIPER: La magia de la abuela fue muy poderosa y hay pocos registros que lograron no desaparecer. Entre ellas la partida de nacimiento que tienes en casa y, atención... (sacó unos papeles de su bolso)
PRUE: ¿Qué?
PIPER: Dónde estaba aquel orfanato en 1997, (leyó uno de los papeles, escritos con su letra) ahora mismo hay una pequeña sede de... adivina qué empresa
PRUE: ¡Piper, no estoy para juegos!
PIPER: Una pequeña sede de Red Swan en San Francisco. ¿No te es sospechoso que todo esté relacionado?
PRUE: Las casualidades existen, pero no para nosotras. 
PIPER: Ah, sí, y mira (le dio unos papeles), dale gracias a Leo que entiende de estas cosas... Leo ha estado investigando, y una tal señora Fletcher ha sido la únia madre adoptiva de Phyllis hasta su mayoría de edad. No tuvo mucho suerte con ella, la verdad...
PRUE: ¿Suerte? ¿Puede que estuviera sometida al poder de un demonio que repartiera mala suerte?
PIPER: ¿Tú crees? Son una minoría en el Inframundo, y ya acabamos con uno hace años.
PRUE: Lo recuerdo, pero es que no me vienen a la cabeza otras alternativas.
PIPER: Todo tiene solución. ¿Dispuesta a viajar?
PRUE: Tú misma te quejaste de que usara la magia para viajar en el tiempo...
PIPER: Bueno... esto no será un viaje en el tiempo como tal, pero sí a sus recuerdos (cogió una poción del bolso), me han ayudado Phoebe y Paige a hacerla. Sólo queda nuestro objetivo, tu hija.
PRUE: ¿Y cómo la llamamos? Los hechizos de cómo encontrar a una bruja perdida y derivados no sirven. Además, desde aquella conversación que tuve con ella hace semanas no la he vuelto a ver...
PIPER: ¡Oh, por favor, eres bruja y madre, tienes magia y poder de sobra cómo para encontrarla! (carraspeó un segundo, y bajó el volumen). Por cierto... aquel chico no deja de mirarte
PRUE: ¿Quién?
PIPER: El fotógrafo...
PRUE: ¡Ogh, ahora misma no estoy abierta al amor!
Aquel chico que minutos antes le había hecho unas cuantas fotos a Paige y a sus obras, para la revista 415 Magazine, miraba encandilado a Prue, pero ésta, que llevaba tiempo sin mantener relaciones sentimentales, no estaba abierta al amor, no ahora cuándo en su mundo había otras muchas prioridades.

La humedad en el ambiente era muy notable y los ojos de las dos personas que acababan de orbitar se tuvieron que acostumbrar a la oscuridad de la selva amazónica, cuyos gigantes árboles no dejaban apenas que entrara la luz del sol.


HENRY: ¿Es aquí?

RACHEL: Sí, noto la presencia del cargo.
HENRY: ¿En Brasil? ¡Hablan portugués ¿tú entiendes portugués?! (gritó asombrado)
RACHEL: No. Pero me dijo Wyatt que eso no es ningún impedimento... cambia la hora del reloj, por favor, que ya no estamos en casa. Estamos cerca de Manaos, por lo que hay una diferencia de una hora más que en Chicago.
HENRY: Entiendo (cogió el móvil) ¡Mira qué bien, la hora se ha cambiado automáticamente!
RACHEL: Pues nada, empecemos a andar... ¿crees que habrá serpientes? (dijo con tono asqueroso)
HENRY: Claro. ¡Estás es una selva! Si vamos a seguir siendo luces blancas deberíamos vacunarnos...
RACHEL: Y yo con tacones... a quién se le ocurriría... (dijo al mancharse de barro)
HENRY: ¿Orbito a casa y traigo unas botas?
RACHEL: ¡Ni se te ocurra dejarme aquí sola! (replicó) ¡Pobre mamá, justo en su día de exposición!
HENRY: ¿Crees qué le habrá sentado mal?
RACHEL: Para nada. Lo entiende ¡Ella también es un luz blanca! Ahora, si fuera una Anciana, como jefa sabría que hoy no era el mejor día para conocer a un cargo nuevo...

Durante su corto trayecto saltando charcos de barro o esquivando lianas y hojas de tamaño considerable, vieron cómo unas órbitas blancas se materializaron en Bobbie


RACHEL: ¿¡BOBBIE!?

HENRY: ¿Qué haces aquí?
BOBBIE: ¡Quería acompañaros y ayudaros! Os lo quería decir en la cocina, mientras desayunábamos, pero ha sido dejar el tazón en el fregadero y ya habíais orbitado...
RACHEL: Lo siento, teníamos prisa
HENRY: ¿Por un casual tú no sabrás portugués, verdad?
BOBBIE: ¿Yo? ¡Qué va! (miró un segundo a su alrededor) ¿para qué queréis saber portugués?... ¡¿Un momento, estamos en Brasil?!
HENRY: Sí, pero no vamos a los carnavales, ni mucho menos.
RACHEL: ¡Auch! ¡Nuestro cargo está cerca y está en peligro! ¡No hay tiempo que perder!

Melinda, Patty, Alice y Phoebe, completamente vestidas de negro, se dirigían a casa, pues venían del funeral de la señora Dorrit, aquella vecina de enfrente de la Mansión Halliwell que fue asesinada por Barbas.


ALICE: No entiendo porqué hemos ido al funeral de esa señora... la conocíamos sólo de vista.

MELINDA: Era una inocente que por desgracia se topó con Barbas...
PATTY: Conmigo era simpática. ¿Qué creéis que harán con su casa?
ALICE: ¿Tenía un hijo, no?
MELINDA: Supongo que la venderán.
PATTY: Phoebs, ¿qué te pasa? Desde que llegaste estás como muy apagada...
PHOEBE: No me pasa nada. Estoy bien.
ALICE: Patty, si ella dice que está bien, está bien... no le busques tres patas al gato.
PATTY: Realmente estamos todos muy raros...
MELINDA: ¿¡No será verdad!? (dijo sorprendida)

Las otras tres mujeres no entendieron la reacción de Melinda, hasta que visualizaron, en las escaleras para subir a la Mansión, a Jared sentado.


MELINDA: ¿Qué hace aquí?

ALICE: Querrá solucionar los problemas... se acerca la Navidad y eso siempre ablanda el corazón...
MELINDA: No tenemos problemas.
ALICE: No, claro que no. (dijo irónica)
PATTY: Mmmmm... creo que lo mejor es que entremos por el jardín. ¡Vamos chicas! (agarró del brazo a Phoebe y a Alice) ¡Hasta luego Mel! (y se alejaron)
MELINDA: ¡Ni se os ocurra dejarm...! 

Melinda suspiró y subió las escaleras, Jared, por su parte, se puso de pie


MELINDA: Hola... (dijo fríamente)

JARED: Me ha... me ha enviado mi padre (ambos se encontraban muy fríos y distantes)
MELINDA: ¿A qué has venido? Cómo puedes ver, vengo de un entierro...
JARED: Ya me contó mi padre que os atacó el famoso Barbas...
MELINDA: Sí... ¿entras?
JARED: Sí, claro. ¿Dónde está la niña?
MELINDA: Obviamente no quería llevarla al entierro. Está al cuidado de Dag. ¿Quieres verla?
JARED: Oh, Dag... ¡qué extraño! (soltó irónico)
MELINDA: ¿Qué quieres decir? (frunció las cejas)
JARED: Nada, nada... simplemente parece que Dag es el padre de Bianca, y que yo sepa, lo soy yo.
MELINDA: Mira, Jared... no quiero discutir, todos me están ayudando y...
JARED: ¿O sea, que ya he quedado como el malo de la película, no?
MELINDA: ¿Qué estás diciendo?
JARED: Al final Bianca crecerá pensando que Dag es su padre. Dag, Dag, Dag y Dag ¡Muchas gracias Melinda, muchas gracias! ¡Dag, ¿qué coño hace en esta casa?! ¡Yo venía a ver a la niña, pero está claro que estas cuatro paredes ya no me reconocen! (Dicho eso, bajó las escaleras y se alejó andando)
MELINDA: ¿¡PERO TÚ...!? ¿¡Desde cuándo te comportas como un niño!?

Melinda volvió a suspirar, intentando no llorar, abrió su bolso y sacó las llaves, pero para entonces, Dag ya le había abierto la puerta. Y efectivamente, aquel enigmático ser ya llevaba en brazos a Bianca...


DAG: ¡Buenos días!

MELINDA: Buenos días... ¡Oh, por favor, no le cojas en brazos, que al final se va a acostumbrar! 
DAG: ¿Acostumbrarse a ir en brazos? (se quedó pensativo) no he visto a ningún adulto que sea llevado en brazos por otro. ¿Seguro que se va a acostumbrar de pequeña?
MELINDA: Sí, y no pongas en duda lo que yo digo ¡que soy la madre! (agregó autoritaria) ¿Ha desayunado?
DAG: Se está calentando la papilla en el microondas...

Prue y Piper salieron de la exposición de Paige por una puerta trasera que daba a un callejón


PRUE: ¿No te cansas de pasearte por todos los callejones del mundo?

PIPER: Supongo que será parte del contrato de brujas...
PRUE: ¿Por dónde tenías el coche?
PIPER: En El Embarcadero. Además, así aprovecho y compro en una tiendecita ropa para Bianca. ¡Es broma, sé que la prioridad es ir a casa y ya allí planearemos cómo encontrar a Phyllis!
PRUE: Entonces estamos cerca. ¡Vamos, vamos!

Justo cuando estaban saliendo del callejón, ambas hermanas oyeron las voces de Phoebe, que salía por aquella puerta trasera junto a Paige

PHOEBE: ¡¡CHICAS, CHICAS!!
PIPER: ¿Qué pasa ahora?
PAIGE: Ay, estáis aquí, qué alivio. ¡Os estábamos buscando!
PHOEBE: Acabo de tener una premonición. El fotógrafo joven va a ser atacado por las Rosas.
PRUE: ¿Estará entre ellas Phyllis?
PHOEBE: No supe reconocerla en la visión, no sé si estará
PIPER: Sólo hay una manera de saberlo... ¿Y qué has visto, qué sitio era?
PHOEBE: El ataque era en el parking.
PRUE: ¿Dónde está el parking más cercano? Llevo 30 años sin apenas pisar esta ciudad...
PAIGE: El parking está cerca, a dos manzanas todo recto. Voy con vosotras, la exposición está siendo un éxito pero la gente va más a tomar vino y a comer que a disfrutar del arte.
RACHEL: ¡Está cerca, está cerca! ¡Lo presiento, y presiento que está en peligro!
BOBBIE: ¿Lo habéis oído?
HENRY: Sí ¡Viene de ahí, corred, corred!
Los tres jóvenes fueron corriendo hacia unos gritos de una joven mujer, cuyo cuerpo estaba tirado en el barro. La mujer, muy morena y de rasgos y ropaje indígenas, se había tropezado con un tronco de árbol caído. Y lo que más les llamó la atención, estaba embarazada.

RACHEL: ¡Tranquila, tranquila, ya estamos aquí! (Rachel habló un extraño idioma indígena)

BOBBIE: Eso no es portugués, seguro.
HENRY: ¿Desde cuándo hablas ese idioma?
RACHEL: Supongo que eso era de lo que nos quería informar Wyatt y Chris...
HENRY: ¡Eh! (rechistó) ¿y por qué no lo hablo yo? (se cruzó de brazos, enfadado)
RACHEL: ¿Estás bien?
JOVEN: ¿Qué hacen tres jóvenes blancos aquí? ¡Tengo que huir, tengo que huir!
RACHEL: ¡Espera, espera! Te has hecho daño en la pierna, tranquila, yo te curo (posó sus manos en la pierna izquierda de la joven, que estaba ligeramente doblada y se regeneró completamente) Mi nombre es Rachel, yo y este chico de aquí, mi hermano Henry, somos tus luces blancas. Esta chica es Bobbie
JOVEN: Yo me llamo Itatay. ¡Pero no hay tiempo para presentaciones, va a venir y nos va devorar! (nerviosa, se puso de pie e intentó huir)
HENRY: ¿Qué dice, por qué está tan nerviosa?
RACHEL: ¿Quién va a venir?
ITATAY:¡Viene a por mi, viene a por mi!
RACHEL: Tranquila, estamos nosotros. No te preocupes, sea quien sea, no te hará daño.

Inesperadamente, los cuatro jóvenes se llevaron las manos a las orejas, para tapárselas, pues un fuerte y molesto grito les iba a explotar los tímpanos


HENRY: ¡Agh! (gritó dolorido) ¿Es una banshee?


El grito en cuestión volvió con más fuerza, y Rachel, Henry y Bobbie salieron volando varios metros, estampándose contra la abundante vegetación de la selva. Rachel fue la primera que se puso en pie tras salir volando, y pudo ver, cómo una figura extraña de dos metros, mitad mujer, mitad serpiente atacaba a Itatay, la chica indígena.


RACHEL: ¡OH NO! ¡HENRY, BOBBIE!


Henry se puso en pie y orbitó un tronco de madera que la criatura esquivó con mucha agilidad, mientras la mujer indígena gritaba de pánico. Por su parte, Bobbie creó decenas de ramas y lianas que intentaban, sin éxito alguno, inmovilizar a la criatura


HENRY: *¡TRONCOS, HACIA ELLA!*

BOBBIE: ¡No sirve de nada!
ITATAY: ¡¡¡¡SOCORROOOOOOOOOOOOO, SOCORROOOOOOOOOOOOO!!!!

RACHEL: “ Llamo a la magia para convertir a esta serpiente en inconsciente”


La mujer serpiente, antes de caer dormida al suelo, expulsó de su boca una especie de humo que Itatay inhaló, quedándose también sin conocimiento. Los tres jóvenes fueron corriendo hacia el centro de la batalla, exhaustos y cansados.


HENRY: ¿Qué clase de demonio es este? (le dio una pequeña patada a la cola de la serpiente-mujer)

BOBBIE: ¡No lo toques, no vaya a ser que se despierte! 
RACHEL: Chicos... Itatay no responde...
HENRY: ¿Qué?

Rachel posó sus manos sobre la joven indígena, pero no aparecían las luces que regeneraban y sanaban las heridas.


RACHEL: Está... está muerta...

HENRY: ¿El humo de ese bichejo es mortal?
RACHEL: Es... nuestro tercer cargo perdido... el segundo que se nos muere... ¿Y si no servimos para esto? (preguntó dudosa y con miedo)
HENRY: Los Ancianos creen en nosotros... 
RACHEL: Nada... sólo somos los hijos inexpertos de una de las mejores luces blancas que han tenido los Ancianos, nada más. (se quedó mirando confusa al cuerpo, cómo esperando algo)
BOBBIE: ¿Sigues sintiendo al cargo, Rachel? (se acercó más a ella, que estaba devastada)
RACHEL: Sí... eso es lo extraño.
BOBBIE: Itatay no era vuestro cargo. (tocó la tripa de la joven). Este es vuestro cargo. El hijo que esperaba.
HENRY: ¿Qué... cómo?
RACHEL: ¿Un bebé, nuestro cargo?
BOBBIE: Puede que haya nacido para hacer cosas buenas, para cambiar la historia.
RACHEL: Aún así... su madre ya está muerta... Y poco le quedará a su bebé

Bobbie miró a los ojos de Henry, al hermano de su novia, y éste, lo entendió todo. Henry se sentó de cuclillas enfrente del cuerpo sin vida de la joven indígena, extendió sus brazos y pronunció “Bebé”, la barriga de la fallecida Itatay comenzó a brillar un fuerte color azul y un recién nacido, ensangrentado y formado por órbitas, apareció en los brazos de Henry. Los tres no pudieron dejar de llorar de la alegría.


RACHEL: Es... es maravillosos

HENRY: ¡Es precioso, es un niño!

Rachel posó sus manos en el bebé, empezaron a brillar, y la suciedad y la sangre desaparecieron de la piel del recién nacido. Ahora, el niño de tez morena, que no paraba de llorar, se durmió tranquilamente.


RACHEL: ¡Hay que taparlo! 

BOBBIE: Eso está hecho. (Bobbie cerró los ojos, y alrededor del bebé, se materializaron unas gruesas hojas que mantenían en calor al bebé)
HENRY: Tenemos que irnos. No vaya a ser que el bichejo serpiente este se despierta. ¡No tenemos ni pociones ni hechizos para acabar con ella!
RACHEL: No podemos irnos así, sin más. No podemos dejar a la madre del niño así. Itatay merece un respeto. No la conocimos, pero cualquiera sabe que hasta los muertos merecen ser respetados.
BOBBIE: Tienes razón.

Bobbie volvió a cerrar los ojos. La tierra tembló un poco y se formó una pequeña oquedad en el suelo. Unas poderosas lianas y ramas cogieron con delicadeza el cuerpo sin vida de la joven indígena y lo posaron dentro del nicho. Por último, Bobbie también materializó un ramo de flores que se posó justo encima del agujero, que acababa de ser cerrado por centenares de ramas y lianas.


RACHEL: Así está mucho mejor. Gracias Bobbie (y la besó en la mejilla)

HENRY: ¿A dónde vamos ahora?
BOBBIE: Si los Ancianos os querían en Brasil, lo mejor es quedarnos aquí. Digo yo que Itatay formará parte de alguna tribu amazónica ¿no?, lo mejor será no separarnos y buscar alguna aldea. Este niño debe tener un padre.
HENRY: Sí.

Alice, Patty y la benjamina de la nueva generación, Phoebe, vestidas de negro, entraban a la cocina por la puerta trasera de la casa


PATTY: ¡Qué bien se está en casa! ¿Alguna quiere un café bien calentito? (acercándose a la encimera)

ALICE: Ponme uno, por favor (se sentó a la mesa) ¿Tú quieres uno, Phoebs?
PHOEBE: No. Gracias.
Patty cogió la cafetera y llenó dos tazas de café. Posó sus manos en cada una de ellas y su poder ignífugo calentó el líquido

PATTY: Toma, Alice

ALICE: Mmmm ¿Has usado tu poder?
PATTY: Sí, estaba muy frío el café.
ALICE: ¿No te acuerdas de los beneficios personales usando la magia?
PATTY: Habladurías... no creo que pase nada por no haber puesto el microondas... así nos ahorramos luz (intentando cambiar de conversación) Phoebs, ¿de verdad no quieres tomar nada? ¡Un café bien calentito te pone las pilas!
PHOEBE: No. Gracias. (Repitió, y ésta vez, se marchó de la cocina, hacia su habitación)
PATTY: Mmm... está muy rara desde que regresó de allí arriba. ¿Qué le habrá pasado?
ALICE: No lo sé.
PATTY: ¿Sabes qué siempre fuiste la que peor mentía de la familia, no?

Alice resopló, y quizá, ésta sería la manera idónea de tener una buena relación con su hermana gemela, contarle la verdad. Al fin y al cabo, Phoebe no era la única que tenía una especie de muro invisible, las tres hermanas nunca habían tenido una relación tan próspera y unida como el resto de sus primos. Y la nueva Alice quería cambiar eso.


ALICE: A ver... Patty, tú y yo sabemos que nos queremos como hermanas, pero paradójicamente, llevamos ya muchos años, mucho antes de conocer nuestra vida como brujas, que casi somos dos desconocidas... tres (se corrigió para añadir a su hermana pequeña)

PATTY: Sí (bebió un pequeño sorbo), creo que eso podría cambiar poquito a poco... (dejó caer sus ansias de una mejor relación con su hermana)
ALICE: Sé que os he dado muchos problemas desde hace tiempo, pero créeme, que más de uno, no podía contárselo a nadie (refiriéndose a la violación que tuvo con 15 años, cuya familia desconocía), pero olvidando un poco mi vida, quiero hablarte de Phoebe. Está rara.
PATTY: ¡¡Pues claro que está rara!! Parece que le han dado un chute de morfina...
ALICE: Más o menos... morfina mágica, diría yo. ¡Cuándo Phoebs regresó, una Anciana me dijo que tiene una especie de muro mágico en su cabeza que le hace no recordar (bajó el volumen) que mató a tantos niños!
PATTY: Mira, pues algo bueno han hecho los Ancianos. Pobres criaturas... sé que ella no tiene culpa, o que no había otra escapatoria, pero... (bajó también el volumen) ¿puedes hablar un poco más alto?
ALICE: ¡No quiero que me escuche, la Anciana me dejó bien claro que Phoebs no se tiene que enterar de lo que le pasó!
PATTY: ¿Llamamos a Owen? Puede que nos ayude
ALICE: Creo que está desaparecido. Llevo muchos días llamándolo y no mueve su culo azul hasta aquí...
PATTY: Bien, ¿pues qué podemos hacer?
ALICE: Mmmm... ¿Hay en el Libro de las Sombras algún hechizo o poción para quitarle el poder de premonición? Cómo tenga una visión del pasado en el Marquette Park, la hemos liado...
PATTY: ¿Quitarle uno de sus poderes? 
ALICE: ¡Eh, porqué no, yo aún no puedo usar mi crioquinesis, y Phoebe tiene poderes a cascoporro! (se cruzó de brazos, entre irónica y enfadada)
PATTY: Mmmmm... ¡Mejor lo negociamos, a ver qué otras cosas se nos pueden ocurrir!
ALICE: ¡Chss, pero no le cuentes a nadie más esto, por favor!
PATTY: Mi boca está sellada. Tranquila.
ALICE: ¡Por cierto, hermana! (la cogió del brazo, yéndose las dos de la cocina) ¿Qué tal con Alex?
PATTY: Sí, realmente hace mucho que no hablamos... (irónica) rompimos
ALICE: ¡Ves, lo ves! (sonrío) ¡Tenemos que hablar más, y ahora tenemos muuuuuucho tiempo para hacerlo! (señaló a las ropas de ambas) ¡Vamos a cambiarnos, anda, que no quiero ir de negra, bastante tuve con convertirme en Tánatos!

En el salón, ambas hermanas se cruzaron con Melinda, y con Dag y Bianca


MELINDA: Que sea la última vez que me dejáis a solas con Jared...

ALICE: ¡Estamos ocupadas, si queréis algo, estamos en nuestro dormitorio!
PATTY: ¡Hasta luego! (y subieron por las escaleras del salón)

MELINDA: Qué raras son... lo mismo se matan como se reconcilian...

DAG: Los humanos sois muy difíciles de entender.
MELINDA: Venga, vamos a la cocina, que hay que darle la papilla a Bianca. (Pero hubo un silencio) ¿Dag, dónde estás? ¿Bianca?

Dag subió corriendo por las escaleras, con la niña en brazos, volvieron a subir otras escaleras hasta que llegaron al ático, Bianca señaló al Libro de las Sombras y Dag lo entendió todo.


DAG: ¿Otra vez, estás segura?


Y Bianca volvió a balbucear algo ininteligible, pero estaba contenta.


DAG: ¿Crees que habrá algo así escrito en el Libro?


Paige, Phoebe, Piper y Prue llegaron al parking gracias a la orbitación de la primera. El parking, por suerte, no estaba repleto de conductores, pero sí de coches y de columnas.


PRUE: ¿Es aquí?

PHOEBE: Sí, en la columna 6B
PIPER: Pues venga, cuánto antes terminemos, mejor

Las cuatro mujeres fueron corriendo hacia la columna 6B, donde pudieron ver a unas cinco Rosas que rodeaban al joven fotógrafo, tirado en el suelo enfrente de su coche. Prue accionó su poder telequinético y cuatro de las cinco mujeres salieron volando. La única que no se había movido, era Phyllis, que activó su poder de intangibilidad para repeler la telequinesis.


PHYLLIS: Volvemos a encontrarnos.

FOTÓGRAFO: ¡¡SOCORRO, SOCORRO!!
PRUE: Hola Phyllis.
PHYLLIS: Por lo que veo, no fuiste al pasado para cambiar el presente... ¿Ya no te acuerdas de la conversación que tuvimos?
PRUE: Lo intenté, pero es inútil. La magia no puede solucionarlo todo. ¿Qué queréis de ese pobre hombre? (Prue, con su poder, atrajo al fotógrafo hacia sus hermanas, arrastrándolo por los suelos)
PHYLLIS: ¿Así cuidas de los inocentes? Entiendo ahora que no pudieras hacerte cargo de tu propia hija...
PRUE: No quiero hacerte daño. Renuncia a las Rosas y serás bienvenida en esta familia. Tu tía Paige es la prueba de que, por muchos años que hayas estado perdida, encajarás en esta familia
PHYLLIS: ¡MIENTES! ¡MIENTES! (Phyllis levantó su brazo, y Prue se estampó contra la cristalera de un coche)

Prue miró a su hermana Piper y ambas sacaron unos papelitos de sus bolsillos, a la vez que Prue accionó su poder telequinético para tirar por los suelos a Phyllis, al menos para que no volviera a atacar mientras ambas hermanas recitaban un hechizo:


PRUE Y PIPER:

“Vida con vida.
Y mente con mente.
Nuestros espíritus ahora se entrelazarán.
Fundiremos nuestras almas y viajaremos.
Hacia aquella cuyos pensamientos deseamos saber”

Las tres mujeres, Prue, Piper y Phyllis se desplomaron, se desmayaron. Por su parte, Phoebe y Paige se asustaron y fueron hacia sus hermanas. Las Rosas, sin dudarlo ni un segundo, fluctuaron llevándose el cuerpo dormido de la hija perdida de Prue.


PHOEBE: ¡Están dormidas, menos mal!

PAIGE: Han usado aquel hechizo que pronunciamos para entrar en la mente de Piper cuándo fue atacada por La Fuente. ¿Lo recuerdas?
PHOEBE: Sí, claro. ¿Qué querrán hacer? (pero ambas miraron al joven fotógrafo, que fue testigo de la lucha entre el bien y el mal) Oh... oh...
FOTÓGRAFO: ¡WOW! (dijo alucinado) ¡Estaba seguro de que existía la magia, esto es alucinante!
PHOEBE: Por favor, no cuentes nada...
PAIGE: ¡Te lo rogamos! ¡Es un pequeño pacto; nosotras te salvamos y tú guardas nuestro secreto!
FOTÓGRAFO: ¡Sí, sí! (Asintió) ¡No sabía que la columnista más famosa de la ciudad y la artista fueran brujas!
PAIGE: ¿Qué hacemos con este tipo? (susurró a su hermana)
PHOEBE: No lo sé, pero lo mejor es llevarnos sus cuerpos dormidos a casa de Piper, a la mansión. Leo le estará esperando.
PAIGE: Sí, tienes razón. Además, Leo nos podrá ayudar con este joven...
FOTÓGRAFO: ¿Qué me vais a hacer, adonde me lleváis? (dijo al ver que Paige le daba la mano)
Y entonces, los cinco orbitaron. Rachel, Henry y Bobbie llegaron, hechos polvo, hasta la cima de un pequeño monte, donde las vistas a la selva amazónica eran maravillosas. El bebé, que ahora lo llevaba en brazos Rachel, comenzaba a moverse, quizá tenía hambre

RACHEL: Chicos, no sé si sabéis que tenemos un bebé con nosotros, del cual no sabemos hacernos cargo. 

BOBBIE: ¿Y para qué hemos subido a un monte?
HENRY: Hemos subido a la cima de un monte para ver mejor ¿no crees?. Yo le doy al coco. (gritó alegre) ¡MIRA SI LE DOY BIEN AL COCO QUE AHÍ VEO HUMO!

Bobbie y Rachel vieron la zona boscosa donde Henry señalaba con su brazo derecho. En efecto, a lo lejos, se veía salir humo de los grandes árboles amazónicos.


HENRY: ¡Hemos encontrado un poblado indígena!

RACHEL: ¡Pues rápido, llévanos orbitando hacia allí, el niño lo está pasando mal!
BOBBIE: ¡Venga, venga!

Henry les dio de la mano a su hermana y a su cuñada, y en un abrir y cerrar de ojos, aparecieron en un pequeño descampado, repleto de pequeñas casas hechas con maderas y hojas. La gente que paseaba y hacía su vida normal indígena, no se estremecieron al ver a tres jóvenes blancos. Es más, todos ellos se arrodillaron frente a ellos, emocionados por ver a cuatro ángeles aparecer de la nada.


HENRY: ...¿No serán caníbales, verdad?

SEÑORA INDIGENA: ¡Él tenía razón, él tenía razón!
SEÑOR INDIGENA: ¡Nuestra salvación, nuestra salvación!
NIÑO INDIGENA: ¡Qué alegría!
ANCIANO INDIGENA: ¡Los dioses han oído nuestras plegarias!
BOBBIE: ¿Qué dicen, cariño? Tienes cara de entenderlos...
RACHEL: Están alegres... Y cierto, los entiendo a todos...
HENRY: Si los entiendes a todos, seguramente todo este poblado esté a nuestro cargo...

Sólo un anciano indígena se acercó a los jóvenes blancos. El hombre en cuestión era delgado, con muchas arrugas y poco pelo, vestía con un taparrabos y se sostenía de pie gracias a una cachaba.


ANCIANO INDIGENA: Los dioses han cumplido su palabra. Bienvenidos. Me llamo Itaete, chamán de nuestra tribu, padre de Itatay...

RACHEL: Señor, Itatay... nosotros hemos hecho todo lo posible... pero...
ITAETE: Sé que ha muerto, era lo que querían los dioses. Ella quiso salvar a su pueblo. Sólo una mujer embarazada en peligro podía atraer la atención de los dioses.
RACHEL: Entonces, este es su nieto (se lo ofreció, con sumo cuidado)
ITAETE: “El niño que vino de la luz azul...” Sí, sin duda, los dioses nos han escuchado
HENRY: No entiendo nada...
BOBBIE: Yo menos...

Phoebe se había cambiado de ropa, y estaba dispuesta a salir con sus amigas, cuando entraron Alice y Patty a cambiarse de ropa


ALICE: ¿Dónde vas?

PATTY: ¡Hace mucho frío para salir!
PHOEBE: He quedado con mis amigas de la uni en Marquette Park, por favor, dejadme. Y si os vais a cambiar de ropa... existen los baños. Gracias.
ALICE: ¡¿A Marquette Park?! ¿No quieres quedarte con tus hermanas viendo una película al lado de la chimenea?
PATTY: ¡Una película romántica, o de acción, lo que tú quieras! ¡Podemos ver “Sólo en casa”, que es muy navideña!
PHOEBE: No quiero ver pasteladas... ni mucho menos peleas, ya tenemos bastantes en nuestras vidas...

Phoebe cogió su chaqueta y se fue de la habitación


PATTY: ¡Ay Dios, qué se nos escapa!

ALICE: ¡Ay, ay, ay! ¿Y porqué quedáis en Marquette Park? ¡Eso está lleno de degenerados! ¡La mejor solución es salir a dar un paseo con las amigas por Lincoln Park!
PHOEBE: Sí, pero nos pilla más lejos...
ALICE: ¿¡Qué necesitáis, dinero!? ¡Patty y yo os damos todo lo que queráis!
PATTY: ¡Sí, sí, claro, claro, si yo en la residencia de ancianos gano mucho!
PHOEBE: Estáis como unas cabras...

De repente, las tres jóvenes se quedaron en silencio, pues oyeron un portazo proveniente de la entrada principal de la casa. Pensando que sería un ataque demoníaco, bajaron por las escaleras del salón a toda prisa, llegando en poco tiempo a la entrada de la casa. Y sin embargo, se encontraron con Jared y Melinda discutiendo.


JARED: ¡¡¿HA SIDO TU IDEA?!! ¡SEGURO QUE LO DESEABAS!

MELINDA: ¡YO NO HE HECHO NADA, NUNCA USO MIS PODERES PARA BENEFICIOS PERSONALES!
PATTY: ¡Chicos, chicos, tranquilidad, por favor, ¿qué pasa?!
JARED: ¡Ay, Patty, menos mal que estás aquí! (la abrazó) ¡Chicas, necesito vuestra ayuda!
PHOEBE: Creo que ya lo he visto todo...
PATTY: Jared, ¿a qué ha venido este abrazo? (dijo muy sorprendida)
JARED: ¡Soy Melinda!
MELINDA: ¡Y yo soy Jared!
ALICE: ¿Quién os ha hecho eso?
DAG: Bianca. Ella me lo pidió.

Paige, Phoebe y el joven fotógrafo orbitaron a la Mansión Halliwell de San Francisco, junto a los cuerpos dormidos de sus hermanas


PAIGE Y PHOEBE: ¡¡LEO, LEO!! (gritaban como antaño, cuando su cuñado era su luz blanca)

LEO: ¿Qué, qué pasa? ¡OH PIPER! (dijo el hombre, ya entrando en años, saliendo de la cocina y acercándose a la entrada) ¿Qué les ha pasado?
PAIGE: Tranquilo, tranquilo. Están vivas
PHOEBE: Se han proyectado en la mente de Phyllis. Saldrán de ésta, tranquilo.
LEO: ¡Ayudadme a ponerlas en el sofá!

Paige, Leo y Phoebe cogieron una a una a las mujeres y las posaron en el sofá, para más tarde taparles con la manta mientras Leo encendía la chimenea.


LEO: ¿Quién eres tú? (le preguntó al joven fotógrafo que había aterrizado en la casa junto a sus cuñadas)

PAIGE: Es un inocente. Las Rosas le querían muerto.
PHOEBE: Habíamos pensado que tú que tienes tanta experiencia en esto, podrías ayudarle a ubicarse... nos ha visto usando la magia
LEO: Entiendo, entiendo. ¿Cómo te llamas?
FOTÓGRAFO: Matt, Matt Gordon.
LEO: Bien, Matt, yo me llamo Leo, Leo Wyatt. Y verás... vamos a tener una importante conversación...

Leo y Matt se alejaron del salón, rumbo a la cocina, dejando solas a Phoebe y a Paige, que miraban preocupadas a sus hermanas.


PAIGE: ¿Qué estarán viendo?

PHOEBE: No lo sé. (bajó la cabeza, preocupada, y fue cuando vio un papelito en el suelo) ¡¡Eh, mira!!
PAIGE: ¿Qué pone? (preguntó cuando su hermana cogió el papel)
PHOEBE: Es la letra de Leo, una nota para Piper. Supongo que tiene que estar relacionado con Phyllis (hubo un silencio) Sí. Está relacionado con ella. Una tal señora Fletcher fue su madre adoptiva...
PAIGE: Vaya, no estuvo con muchas familias, por lo que se ve.
PHOEBE: Mira, pone la dirección de la señora Fletcher (la leyó) ¡En Lombard Street!
PAIGE: Pues vamos para allí, supongo que Piper y Prue estarían orgullosas de nosotras si las ayudamos en todo esto. ¡Vamos! (cogió del brazo a su hermana, y orbitaron)
PRUE: ¿Dónde estamos?
PIPER: En los recuerdos de Phyllis, parece un psiquiátrico infantil. (Miró por la ventana) Al principio pensé qu era el orfanato dónde la abandonó la abuela, pero no.

Prue y Piper se encontraban en un salón muy luminoso, rodeadas de niños que jugaban en el suelo.


PRUE: Cuidado con las canicas, no vaya a ser que te caigas.

PIPER: Somos incorpóreas, Prue. Ellos no nos ven...
PRUE: Ah. (se acercó a una mesa, donde había un periódico, y leyó la fecha) Sábado 14 de julio de 2001... dos meses después de mi muerte.
PIPER: Mira Prue, allí al fondo hay una niña solitaria.
PRUE: Es Phyllis, sí

Al lado de la niña, arropándola, estaban dos mujeres, trabajadoras del orfanato, que intentaban ayudar a Phyllis


SEÑORA1: Tranquila, niña... la señora Fletcher no puede hacerse cargo de ti, pero seguirá visitándote

PRUE: Señora Fletcher (repitió)...
PHYLLIS: ¡Ya no va a volver!
SEÑORA2: ¿Quién no va a volver?
PHYLLIS: Se fue y no volverá... (y entonces, volvió al llorar)

PIPER: Prue, creo que habla de ti

PRUE: ¿Cómo va a hablar de mi si ni siquiera yo conocía su existencia?
PIPER : Ay... (suspiró), puede que yo llamase a tu hija a través del hechizo ”Para encontrar a una bruja perdida”, y no sólo a Paige, cuándo falleciste... 

ITAETE: Tomad... os vendrá bien (el anciano chamán les ofreció unos cuencos de barro con un mejunje extraño)

HENRY: ¿Qué es? (dijo con asco)
RACHEL: Pregunta mi hermano que qué es
ITAETE: Ah, una infusión de hierbas
RACHEL: Es una infusión de hierbas (bebió un trago) ¡Mmmm! ¡No seas tonto, está muy rico!

Bobbie y Henry bebieron, y en efecto, el sabor era excelente. Los cuatro estaban en una pequeña chabola. Por su parte, el bebé, el nieto de Itatae, se lo había llevado una señora anciana, que por lógica, los Halliwell y Bobbie, pensaron que era su abuela.


RACHEL: ¿Por qué cree que los dioses nos han enviado hacia aquí?

ITAETE: Llevamos tres años luchando contra una mujer serpiente, y nuestra magia no funciona contra ella. Es muy arcaica. Apenas podemos salir del poblado...
RACHEL: ¿El poblado os protege?
ITAETE: Sí, los dioses nos protegen el poblado, pero no toda la selva. Y cómo comprenderás, es muy difícil salir del poblado para coger alimentos...
RACHEL: Tranquilos, hemos venido a salvaros de la mujer serpiente
HENRY: ¿Y bien?
BOBBIE: No hay que ser un lince para saber que tenemos que acabar con la mujer serpiente...
RACHEL: Exacto, y tengo la corazonada de que el bebé nos ayudará. Sólo hay que echar un vistazo a Bianca para saber que los bebés están rodeados de magia por doquier. Itaete, ¿dónde está el bebé?
ITAETE: Se lo ha llevado mi segunda esposa, necesita descansar
RACHEL: Los dioses intuyen que su nieto os va a sacar de la esclavitud de la mujer serpiente
ITAETE: Sí, lo sé. Es un niño muy especial. Su procreación fue todo un milagro
RACHEL: ¿Un milagro, por qué?
ITAETE: Mi hija Itatay quedó embarazada de un día para otro, sin varón de por medio.
RACHEL: No quiero menospreciar su idea, pero ¿está seguro que así fue?
ITAETE: Sí. Cuándo Itatay se hizo toda una mujer, el poblado celebró su llegada a la edad adulta con unas festividades y homenajes que hacemos a todas las mujeres. Y descubrimos que no era fértil. No podía llevar dentro un bebé.
RACHEL: ¿Estéril y embarazada sin varón?
ITAETE: Claro. Los dioses nos ayudaron, y vosotros sois sus emisarios... ¿o no? (preguntó ya dudoso)
RACHEL: Lo somos, lo somos. 

Nathan, el padre de Jared veía la televisión, sentado en el sofá, cansado, con los ojos entreabiertos. Llevaba ya varios meses viviendo en una pequeña casa a las afueras de Chicago, y unas cuantas semanas con Jared acompañándolo. Justo cuando cerró los ojos por completo, se sobresaltó al escuchar una explosión proveniente de la entrada de su habitación.


NATHAN: ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAH!!!! (saltó del sofá mientras el humo invadía la habitación) ¿¡QUÉ HA PASADO AQUÍ!?


Y entonces vio, entre el humo, la figura de su nuera Melinda, que había explotado la pared de la entrada.


MELINDA: Oh... oh...

NATHAN: ¿Mel, qué diantres haces aquí? ¡¿Sabes lo que cuesta reparar esto?!
MELINDA: Perdona papá... no controlo sus poderes.
NATHAN: ¿Perdón?
MELINDA: Soy Jared... Bianca nos ha cambiado los cuerpos...
NATHAN: Qué nieta más poderosa tengo (agregó orgulloso). ¡Pero espera! ¿¡Qué le pasó a mi prima lejana Audrey!?
MELINDA: Es ciega de nacimiento... ¿Ya crees que soy yo o por el contrario tengo que decirte que tienes una cicatriz de apendicitis, o que sufres de próstata?
NATHAN: Vale, hijo, me ha quedado claro, era por asegurarme... (dijo algo enfadado) ¿Y qué vas a hacer ahora?
MELINDA: Lo mío con Mel no se va a solucionar en dos días, papá. Es algo más serio. Fue todo tan rápido... creo que ahora mismo nos hemos dado cuenta, somos jóvenes aún, con un futuro prometedor y ya tenemos una niña de por medio...
NATHAN: La niña no tiene culpa de nada, Jared. Y lo sabes, la pones como excusa para no mostrar tus verdaderos problemas con Dag...
MELINDA: ¡OGH, NO ME HABLES DE DAG!
NATHAN: ¡Tranquilo, tranquilo, que no quiero acabar sin brazos en un hospital!
MELINDA: Pues sí. Dag tiene la culpa de todo. Dag, Dag, Dag, Dag ¡Todo para Dag!. Entiendo que haya que convivir con la familia de Mel, lo entiendo porque yo también soy brujo ¡Pero Dag no es nada, absolutamente nada! ¡Un imbécil que sólo cuida de Bianca!
NATHAN: Lo mejor es que descanses... 

Por su parte, Melinda que estaba en el cuerpo de Jared, se quedaba mirando al espejo grande de su habitación, mientras al fondo veía la cuna de Bianca, donde la niña jugaba. La hija de Piper seguía mirando el reflejo de su marido, pero sus sentimientos hacia él, hacia ella misma que estaba dentro, ya no eran los mismos. Jared le era un completo desconocido, y ante la presión, la chica en el cuerpo de su marido, comenzó a llorar con muchas ganas.


JARED: No sé qué hacer... Me siento extraña... 

Sonó la puerta.
JARED: Necesito estar sola... ¿¡Es que no lo entendéis!?
DAG: Venía a llevarme a la niña al parque... (gritó desde el pasillo, pues Mel no le abrió la puerta)
JARED: Dag, por favor, olvida un poco a la niña... las dos... los cuatro (dijo añadiendo a Jared y Dag) necesitamos tiempo. Nada más. Tiempo y espacio.
Por su parte, en aquel Chicago lleno de nieve, Patty y Alice, enfundadas en ropas de invierno, con guantes y gorros de lana seguían a escondidas a Phoebe, que reanudaba su camino hacia la parada de autobús, para coger el transporte directo al Marquette Park. Ambas hermanas gemelas estaban en la esquina de una calle.

PATTY: ¿Y bien?

ALICE: ¡Acaba de coger el autobús! (dijo nerviosa metiéndose en la esquina) ¿Qué hacemos?
El autobús arrancó, y Phoebe, ya sentada en uno de los asientos que daban a las ventanas, se puso los cascos y desconectó de todo. Cogió su móvil y empezó a escribirles a sus amigas.

ALICE: ¡El autobús ya ha arrancado! (cogió a su hermana del brazo y empezaron a correr) ¡¡CORRE, CORRE, CORRE!!

PATTY: ¡ALICE, NOS VAMOS A MATAR!

Ambas entraron en la carretera que en ese momento estaba repleta de coches, y con todas sus fuerzas corrían tras el autobús. Patty, por miedo a acabar atropellada, se le ocurrió un hechizo que gritó a pleno pulmón mientras esquivaban coches.

PATTY: ”¡Que este bús se estropee en un chus!”

La atenta mirada de su hermana gemela se convirtió en una auténtica carcajada tras el pésimo hechizo que acaba de recitar Patty, sin embargo, sí hizo efecto, y el autobús acabó con las ruedas deshinchadas, algo que el conductor no entendía.


PATTY: Bueno, pues ya está. 

ALICE: Menudo mojón de hechizo, hermana. ¿Otra vez no recuerdas los beneficios personales en la magia?
PATTY: Pero ha surtido efecto, ¿no? ¡eso es lo importante! ¡Aaaaaaaaaaaah!

Un coche intentó frenar, pero las gemelas, que estaban en medio de la carretera, y sumado a la nieve y al hielo de la carretera, no tuvieron escapatoria. Ambas salieron volando tras el golpe del coche, y luego cayeron desmayadas al suelo. Phoebe, que acababa de salir del autobús averiado, vio a sus hermanas en el suelo, y asustada, fue hacia ellas pidiendo a gritos una ambulancia.


PHOEBE: ¡OH DIOS! ¿PERO QUÉ HACEN AHÍ MIS HERMANAS? (Fue directa hacia ellas) ¡¡SOCORRO, SOCORRO, UNA AMBULANCIA!!


Paige y Phoebe aparecieron entre órbitas azules en Lombard Street, mundialmente conocida por ser aquel barrio sinuoso de diversas curvas, que le otorgaban mucha originalidad a San Francisco.

PAIGE: Bien, pues aquí estamos. Da gracias a la rapidez y seguridad de Aerolíneas Matthews (sonrió)
PHOEBE: Y justo enfrente de la casa de la mujer. ¡Qué bien! 

Phoebe se acercó a la puerta blanca de la casa, también blanca, y tocó al timbre, entonces, múltiples visiones del pasado, de corta duración, inundaron el cerebro de la embrujada: Piper en el ático intentando resucitar a Prue a través del hechizo “Para encontrar a una bruja perdida”, Paige en su trabajo leyendo la esquela de Prue y Phoebe conociendo por primera vez a su hermana Paige...


PIPER: Poder de las brujas aparece, los cielos sin ser vistos surca, ven a nosotras que te llaman cerca, ven a nosotras establécete aquí … la sangre a la sangre, te invoco a ti, la sangre a la sangre, vuelve a mi. 


PAIGE: Prue Halliwell, amada hermana (leyó con interés la esquela)
...
PHOEBE: ¿De qué conocías a Prue, del trabajo?
PAIGE: No... no. Sólo de vista... ¿Sabes?

PIPER: ¡BASTA, BASTA, BASTA! ¡¡MALDITA SEA!! ¡ESTÁ PRUE, ES SU ENTIERRO, POR EL AMOR DE DIOS! ¿Podemos al menos enterrarla en paz? ¡¿ES QUE ESO ES MUCHO PEDIR?! (Muy furiosa, y tras haber roto un florero, Piper salió del santuario a respirar aire puro, necesitaba estar sola)

Cerca del santuario, un coche aparcó, y de allí salieron una mujer de mediana edad y una niña que rodeaba los cuatro años, que no paraba de llorar mientras arrastraba a la mujer hacia el santuario

SEÑORA: ¡Phyllis, tranquila, tranquila! ¡¡Llevas unos días muy rara!! ¿Qué quieres hacer en el cementerio, visitar al abuelo? Mañana le compramos flores, de verdad.
PHYLLIS: ¡NO! (y siguió arrastrándola hasta el santuario, con la mirada extraña de la mujer, que no entendía nada)
Justo en ese momento, Piper salió frustrada del santuario tras haberse puesto a gritar como una energúmena, víctima de la presión y tristeza de perder a un ser querido. Pero tras salir por aquella puerta gigante, Piper y la niña se observaron, fueron poquísimos segundos, pero ambas sentían que sus miradas eran familiares, cómo si se hubiesen visto en alguna parte, y aunque estaban tristes, en ese mismo instante, sonrieron. Pero la escena duró poco, pues Piper volvió a reanudar su camino y se alejó lo más posible de allí.
PHYLLIS: Ya es tarde mamá (le dijo a la señora). Se ha ido, y no volverá (agregó triste)
SEÑORA: Phylls, hija ¿quién se ha ido?
PHYLLIS: Mamá, no sé, pero se ha ido, y no volverá.

La mujer, de nuevo, no entendía nada.


PAIGE: ¡PHOEBE, PHOEBE! (se alertó, sujetándola) ¿Qué has visto?

PHOEBE: Qué mareo... (Volviendo en sí) Piper no sólo te llamó a ti a través del hechizo de ”Para encontrar a una bruja perdida”, también a Phyllis cuando era una niña...

La puerta de la casa se abrió, y Paige y Phoebe cambiaron sus rostros, estaban frente a una criada de tez morena, seguramente latinoamericana.


CRIADA: ¿Sí, qué desean?

PHOEBE: Hola, queríamos hablar con la señora Fletcher
CRIADA: No, lo siento. La señora hoy no espera visita alguna
PAIGE: ¡Por favor, es muy importante!
CRIADA: Mmmm... está bien, pero no estén mucho tiempo. La señora anda débil de salud y necesita reposo.

PHOEBE: Papá, qué mala suerte que Wyatt y Chris justo hoy se hayan ido de viaje en el tiempo...

COOP: Era importante, tenían que encontrar la razón por la que Wyatt perdió esta mañana sus poderes...
PHOEBE: Ya, pero ¿y lo bien que nos habría venido que estuvieran para sanar a Patty y Alice?
COOP: Han viajado al 2006, están ocupados
PHOEBE: ¿Cómo sabes eso?
COOP: Porque aquel día estaba yo, hija. Aún recuerdo que a tu primo Wyatt se le escapó que me llamase “tío”... tu madre no podía creérselo (recordó melancólico)
PHOEBE: Ah, claro... a todo esto, gracias papá por hacerme compañía en el hospital

Coop y su hija Phoebe estaban en el Hospital Universitario de Chicago, en una amplia sala donde Patty y Alice, ingresadas, dormían en sus camas rodeadas de máquinas y cables. Patty y Alice, finalmente se despertaron con un gran dolor de cabeza.


ALICE: Oooooogh, ¿qué ha pasado?

PATTY: Qué dolor de cabeza...
COOP: ¿¡Qué hacíais en medio de la carretera!? (agregó alterado)
ALICE: ¡Culpa mía, culpa mía! Pasé por la carretera con el semáforo en rojo... tenía prisa y Patty intentó salvarme
PATTY: ¡Sí, sí, sí!
COOP: Phoebe ¿nos dejas un momento a solas, puedes irte a tomar el aire al pasillo?
PHOEBE: Sí, claro, papá. Para lo que queráis, estoy fuera.
ALICE: ¡No salgas del hospital, eh!
PHOEBE: No... me quedaré con vosotras hasta mañana, que os darán el alta, supongo. No os preocupéis que esta noche duermo aquí con vosotras.
Alice y Patty soplaron aliviadas. Aunque estaban ingresadas, habían conseguido mantener ocupada a su hermana pequeña. Phoebe salió de la habitación del hospital, y Coop volvió cruzarse de brazos, y suspiró

COOP: Chicas, no sé lo que tramáis, ni porqué vigiláis a vuestra hermana...

ALICE: No te lo podemos decir papá, pero confía en nosotras dos. Es por su bien.
COOP: Eso espero, aunque como padre he venido aquí a preocuparme por vosotras y a daros el sermón. También vengo para avisar a Patty, ya que es la única que por ahora ha heredado mis poderes de cupido...
PATTY: Aviso que apenas he usado ese poder... no entiendo muy bien para qué sirve... 
COOP: Bueno, al igual que Los Ancianos les han dado la posibilidad a Rachel y Henry de trabajar como luces blancas, Los Ancianos también han pensado en ti
PATTY: ¿En mi?
ALICE: ¿Y quién piensa en mi? ¡¿Cuándo me van a devolver mi poder?! ¿¡No me lo piensan ni regalar en Navidad!?
COOP: Alice, cariño, todo con paciencia llega. Patty; mis jefes me han propuesto que seas tú quien vuelva a despertar la llama del amor entre Jared y Melinda, pues su penosa situación sentimental os puede acarrear graves problema como Los Halliwells que sois ahora. Estáis todos relacionados.
PATTY: ¿Qué... qué quieres que haga? ¿Jared y Mel van a ser una especie de cargos?
COOP: Sí, así es.
PATTY: ¿Pero no les correrá mucha prisa, verdad? Yo aquí estoy malerida... (fingió dolor y malestar)
COOP: Patty, mañana os darán el alta...
PATTY: Mmmmm... bueno, yo intentaré hacer algo. ¿Pero papá, tú podrías poner un poco de tu parte, no?
COOP: Siempre que quieras, ahí estaré yo para ayudarte. Con sólo llamarme, ahí estaré.
PATTY: ¿Seguro? Que yo sólo tengo la capacidad de atraer, ni puedo teletransportarme ni viajar en el tiempo ni todas esas cosas raras que hacéis los cupidos...
COOP: Tú no te preocupes, estás destinada a hacer cosas grandes. (Vio a Alice y se corrigió), estáis destinadas a hacer cosas grandes. (Les dio un beso a ambas en la mejilla) Chicas, recuperaros (y desapareció entre destellos rojos que se originaron en su corazón)
PATTY: No me ha dado el anillo
ALICE: ¿Eh, qué anillo? (preguntó confusa)
PATTY: Papá, que no me ha dado el anillo de cupido, ese que les da poder.
ALICE: Ah... puede que no lo necesites (dijo quitándole importancia). Quizá tú ya heredaste esos poderes, y el anillo no te hace falta.

Y de repente, hubo un silencio. Un silencio que se hizo eterno. Hasta que nuevamente, Alice volvió a hablar.


ALICE: Hermana... estamos acabadas... (resopló)

PATTY: Ay... tú tienes que ayudar a Phoebs, y yo a Jared y Melinda... (se miraron, ambas)
LAS DOS: ¿Nos ayudamos mutuamente?

Melinda, en el cuerpo de Jared, llevaba ya dos horas encerrada en su habitación de la mansión Halliwell de Chicago, mientras Bianca no paraba de mirar a su madre/padre con preocupación. Mel salió de su cama y se acercó a la cuna de su hija.


JARED: ¿Qué miras, Bianca?

BIANCA: Bruuubru
JARED: ¿Por qué le has hecho esto a papá y a mamá? Tú no tienes culpa de nada. Son cosas de mayores, quizás no me entiendas... Sí, seguramente me entiendas, no voy a subestimar a la dos veces Warren. Te prometo que mi relación con papá mejorará, sólo tenemos que darnos tiempo. Él vendrá aquí siempre que tú quieras ¿entendido?, no lo vas a echar en falta. Esto no tiene porqué cambiar tu vida.
BIANCA: Bruuuuubru
JARED: Bianca, por favor. Son cosas de mayores, no debes entrometerte. Además, dentro de unos días papá y mamá cenaremos juntos, ya que será navidad. Vas a ver a papá... a papá siendo papá, no a mi (dijo liándose). Cámbianos... por favor

Bianca cerró los ojos, y Melinda, en el cuerpo de Jared, cayó al suelo. Unas luces azules comenzaron a salir de su boca, y entonces, volvió en sí. Y se puso de pie.


JARED: ¿Soy yo, no? ¡Sí, sí, qué alivio! (Vio a la niña) ¡Gracias Bianca, muchas gracias! (y le dio un montón de besos) ¡Papá ahora se tiene que ir, pero te aseguro que siempre estaré cerca tuyo, y además, el abuelo vendrá muchas veces a visitarte!


Jared salió de la habitación rápidamente mientras comenzaba a llorar. Quería estar con Bianca, pero no en esas cuatro paredes, pues Dag estaría cerca y ni en pintura quería verlo. Pero por desgracia, su vista se clavó en aquel ser, que en el pasillo del segundo piso, se acercaba a él, muy alegre.


DAG: ¡¡¿Jared, ya eres tú, verdad?!! ¡Qué ilusión!

JARED: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH, FUERA DE MI VISTA! 

Dag no sabía porqué Jared reaccionaba de esa manera, y furioso, el padre de Bianca fue hacia él y lo tiró al suelo, llénandolo de puñetazos


DAG: ¿Qué haces? ¡¡DUELE!!

JARED: ¡¡DEJA EN PAZ A MI FAMILIA, DEJA EN PAZ A LA NIÑA, DEJA EN PAZ A MELINDA!!
DAG: ¡No puedo dejarlas solas, no ahora que entiendo al ser humano, no ahora que entiendo porqué hay tantos seres humanos felices, no ahora que entiendo que estoy enamorado de Melinda!
DAG: ¿¡QUÉ ESTÁS QUÉ!? (se quedó petrificado, pero no dudó en darle un cabezazo a Dag, rompiéndole la nariz)
DAG: ¡EH, ME HAS HECHO SANGRE! (Dag ahora empezaba a comprender porqué Jared lo atacaba y no dudó en pegarle) ¡YO NO PIENSO IRME DE AQUÍ! (y le dio un cabezazo)

Jared se desconcertó durante unos segundos y Dag se puso de pie para tirarse encima de él. Aquella pelea estaba destrozando el mobiliario del pasillo y no había nadie dentro de la casa que pudiera parar tal infierno. Ajenos a todo lo que estaba pasando en su casa, Rachel y Henry planeaban cómo acabar con la serpiente-mujer que atemorizaba desde tiempo atrás a la tribu.


HENRY: Bien ¡cuánto antes terminemos antes nos vamos a casa!

RACHEL: ¿No tenemos pociones destructivas, no?
HENRY: Mmmmm, no. Lo único que tengo claro es que el bichejo ese a por nosotros no va.
RACHEL: ¿Cómo que no?
HENRY: Nos ha visto muy poderosos, una vez pisemos la selva no se va a acercar. Seguramente a estas alturas ya sepa que somos los Halliwell.
RACHEL: Es un demonio terrestre de la selva... dudo que haya pisado el Inframundo alguna vez.
HENRY: Bueno, pero seguro que tiene un sexto sentido que le dice que no se acerque a nosotros. Además, no es por faltar el respeto, pero se ve que no somos de la tribu. ¡Somos blancos!
RACHEL: Mmm... ¡Me has dado una idea!

Bobbie se acercó con el niño recién nacido en brazos. Irradiaba felicidad.


RACHEL: ¡Cariño, ¿qué te pasa?!

BOBBIE: ¡Es fenomenal, Rachel, tenías razón, este niño nos va a salvar!
RACHEL: ¿Por qué, qué ha hecho?
BOBBIE: He sido capaz de crear un árbol gigante sin problemas. ¡¡VENID, VENID!! Ha sido cerca del pozo
RACHEL: ¡No entiendo nada!

Poco tiempo después, los tres se acercaron al pozo, donde un árbol gigante no paraba de crecer y crecer, y en el que la gente se agrupaba expectante


HENRY: ¿Todo eso lo has hecho tú?

BOBBIE: ¡Sí, sí, y sigue creciendo! 
RACHEL: Mmmm (se acercó al tronco) ¿Esto es una secuoya, no? ¡Pues sí que va a quedar bonita una secuoya en el Amazonas!
HENRY: Qué lejos nos queda California...
RACHEL: Espera, Bobbie, espera... (se quedó pensativa) ¿Estabas tú sola cuándo has creado este pedazo de árbol?
BOBBIE: No, claro. Llevaba en brazos al bebé, cómo ahora.
RACHEL: Entiendo, creo que el bebé tiene como poder amplificar los poderes que están a su alrededor.
HENRY: Entonces queda claro que es un niño prodigio, y nos vendrá genial para acabar con el bichejo.
RACHEL: Estimados amigos, “El niño que vino de la luz azul” os salvará de la mujer-serpiente

Todos los allí presentes comenzaron a aplaudir y a celebrarlo.


RACHEL: Itaete, ¿nos da permiso para llevar a su nieto a la selva?

ITAETE: Os lo doy. Pero no tardéis mucho. La noche se acerca.

SÑR.FLETCHER: Y entonces, a partir de mayo de 2001, la niña empezó a comportarse muy mal, se deprimió y desconozco porqué. Estuve un largo tiempo yendo de hospital en hospital, de farmacia en farmacia, de médico en médico buscando una solución. Pero la niña ahí seguía, acurrucada en la pared, repitiendo constantemente que ya no volvería. ¿Quién no volvería? No lo sé, y seguiré sin saberlo. Así que, por desgracia, no tuve más remedio que ingresarla en un psiquiátrico infantil en las cercanías de San José, a unos 70 kilometros de aquí. (Hubo un largo silencio mientras Paige y Phoebe intentaban asociar esta historia) ¿Por qué tanto interés por Phyllis? 

PHOEBE: Es un artículo para el San Francisco Chronicle, señora
SÑR.FLETCHER: Ah... entiendo. Aunque la hospitalicé en un psiquiátrico, seguí viéndola durante su infancia, pues aún era su madre adoptiva. Pero no era igual, ya esa no era Phyllis. La última vez que la vi, cuándo cumplió los 18, salió del psiquiátrico bastante mejor, y tenía curiosidad en saber quiénes eran sus padres biológicos. Y me pidió ayuda para buscarlos.
PAIGE: ¿Usted sabe quienes eran sus padres biológicos?
FLETCHER: Investigando por ahí sí que tuve sospechas de que una familia bastante conocida en la ciudad, las hermanas Halliwells, tuviesen algo que ver. Hay muchos rumores en esta ciudad sobre esa familia, y viendo que ya en el pasado encontraron una hermana perdida, podrían haber tenido algo que ver con Phyllis. Pero lo descarté. Todas tenían sus hijos, y otra de ellas, falleció mucho antes de quedarse embarazada. De hecho investigué si esa mujer que falleció, Prue, había estado embarazada, si parió en el hospital o en su casa, cosas así, pero no encontré nada. No me costó mucho investigar, pues tengo grandes amigos por toda la ciudad, pero nada. No encontré nada (volvió a repetir). Phyllis vino al mundo rodeada de gran misterio. 
PAIGE: ¿Entonces porqué Phyllis se apellida Halliwell Woodgate? (preguntó dudosa)
PHYLLIS: Realmente su apellido era Fletcher, el mío y el de mi fallecido marido, pero una vez que investigamos sus orígenes, siempre sintió que pertenecía a los Halliwell, y se lo cambió. Cosas raras de ella, nunca se las tomé en serio tras estar tantos años encerrada en el psiquiátrico. De hecho, la pobre con 19 años, volvió a tener otra crisis mental y acabó de nuevo en el psiquiátrico de San Francisco. Hasta hace uno o dos años, que se escapó de allí para irse hasta Dallas. Cómo ya os dije, tengo grandes amigos por la ciudad que me van informando de lo sucedido. Creo que ahora estaba en Chicago, también ingresada. (Suspiró) La pobre...

Prue y Piper sintieron un fuerte dolor de cabeza, pero al instante se les pasó, estaban enfrente de la Mansión Halliwell de San Francisco, en Prescott Street. Aunque al principio se desconcertaron, seguían en los recuerdos de Phyllis. Y allí estaba Phyllis, sentada en un banco de la acera de enfrente, viendo la grandisima casa victoriana. En aquel momento Phyllis tenía 19 años. Estaban en 2016.


PIPER: No puede ser...

PRUE: ¿No puede ser qué, Piper? (preguntó preocupada)
PIPER: De esto me acuerdo perfectamente.

Un autobús escolar frenó enfrente de la mansión, y Wyatt con 13 años, Chris con 12 y Melinda con 8 bajaban las escaleras con sus mochilas de estudiante. Piper muy bien vestida, pues se iba a trabajar a su restaurante, les acompañaba.


PIPER: ¡Wyatt cuida de tus hermanos!, ¡Chris repasa en el autobús!. ¡Melinda no te comas aún el bocadillo! (los niños apenas hacían caso a su madre y se dirigían a la puerta del autobús) ¡¿Pero bueno, es que no me vais a dar un beso?! (Los tres, algo avergonzados la comieron a besos) ¡Así mejor, ale, ale, ya podéis iros, que el autobusero me está matando con su mirada!


El autobús se alejó, y Piper miró el reloj, apresurada, llegaba tarde a su propio trabajo. Fue ahí cuando la joven Phyllis aprovechó para acercarse.


PHYLLIS: Disculpe, ¿tiene un minuto?

PIPER: Sí, claro. Pero sólo uno, que llego tarde al trabajo. Dígame (y se quedó mirando a la chica, pues le resultaba familiar)
PHYLLIS: ¿Es usted Piper Halliwell?
PIPER: Sí. ¿Pasa algo?
PHYLLIS: No, verá... es que... le va a parecer una tontería, pero... (la chavala comenzó a sentirse incómoda, nerviosa y muy tímida, y no podía articular palabra alguna)... ¿Usted era herm...? ¿Sabe si...? ¿Conoció a...?(comenzó a tener picores por el brazo, lo que asustó a Piper), nada, nada... ¡tiene una casa preciosa!
PIPER: Muchas gracias, es de herencia familiar. Chica, encantada de conocerte, pero me tengo que ir a trabajar (Se excusó, algo incómoda)

PRUE: ¿Nunca llegaste a pensar que sería tu sobrina?

PIPER: No... a ver, al verla sí que se me hizo familiar con esos ojos y ese rostro, pero... ¡qué iba a saber yo! ¡Estoy igual de confusa que tú, Prue! (agregó para defenderse)

La escena volvió a cambiar, estaba de nuevo ingresada, esta vez en un psiquiátrico de adultos, con la camisa de fuerza y en una habitación blanca y acolchada. Prue y Piper calcularon que tendría unos 5 años más. Phyllis no paraba de gritar y gritar la misma oración una y otra vez.


PHYLLIS: ¡¡ELLA SABE LA VERDAAAAAAAAAAAAD, ELLA SABE LA VERDAAAAAAAAAAD!! (Entraron unos fuertes enfermeros que la pincharon para que se tranquilizara) Ella sabe la verdad... ella... sabe... la... verdad... (y se durmió)


Otro viaje en el tiempo dentro de los recuerdos de Phyllis. Un salto de 13 años, a 2034. La hija secreta de Prue se encontraba aturdida, había conseguido escapar del psiquiátrico de adultos de San Francisco, de manera muy extraña, con un abrir y cerrar de ojos abrió las puertas del centro y voló por los aires a los vigilantes. Había algo que le decía que tenía que ir a Dallas. Algo en su interior le informaba que allí encontraría toda la verdad. La mujer estuvo un par de días haciendo autostop, rodeada de brutos camioneros en los que no paraba de mirar una y otra vez una portada de periódico en la que se informaba de “”Misterioso derrumbe de rascacielos en la ciudad de Dallas””


CAMIONERO: ¿Qué raro todo, verdad? La ciudad de Phoenix destruida por una especie de meteorito y un mítico rascacielos en Dallas se derrumba inesperadamente...

PHYLLIS: Sí...

PRUE: ¿Dallas? Fue allí donde resucité, el año pasado.

PIPER: Empiezan a encajar las piezas...

Phyllis entró en el socavón que formó Prue al resucitar en pleno centro de Dallas, enfrente de las ruinas del rascacielos. Pero no había nada. A Phyllis otra vez su sexto sentido le había traicionado, no había nada ni nadie que pudiera ayudarla a encontrar a su progenitora, por lo que volvió a tener otra crisis. Ingresó de nuevo en otro psiquiátrico, esta vez en Dallas, pero poco tiempo después, cuándo volvió a tranquilizarse, pidió el traslado voluntario al psiquiátrico de Chicago. Esta vez sí que su sexto sentido no le defraudaría, algo le decía que estaba cerca de lo que buscaba. Cerca, con la seguridad de sentir algo familiar en sus cercanías, pero lejana a la vez, pues si de algo se caracterizaba el psiquiátrico de Chicago era por su seguridad y sus cuidados a los enfermos pacientes. 


Prue y Piper visualizaron la escena, Phyllis dormía con tranquilidad en una habitación enana completamente acolchada de blanco. Tras muchos años buscando “algo”, se encontraba, dentro de su enfermedad, bastante estable.


PRUE: Así que se ha pasado toda la vida de psiquiátrico en psiquiátrico...

PIPER: Y mientras yo enfadada con la abuela por ocultarnos este hecho, y en parte, yo también tengo culpa en todo esto...
PRUE: Eh, eh, eh. Aquí nadie tiene culpa de nada. Ella podría haber seguido en este psiquiátrico, sin que nosotras conociéramos su identidad. Ella seguiría tranquila sabiendo que nos notaba cerca... pero llegaron las Rosas y lo estropearon todo...
La escena comenzó a oscurecerse, y Piper y Prue acabaron despertándose de aquel sueño en el salón de la Mansión Halliwell de San Francisco, rodeadas de Paige, Phoebe, Leo y el inocente fotógrafo Matt Gordon. Paige y Phoebe, que acababan de llegar de la entrevista con la señora Fletcher las ayudaron a levantarse, mientras Leo les ofrecía unos vasos de agua. Estaban mareadas.

PIPER: Ay... qué mareo...

PHOEBE: ¡Con cuidado, con cuidado!
LEO: Bebed agua, os vendrá bien.
PAIGE: ¿Qué, habéis descubierto algo?
PRUE: Sí... Phyllis siempre intuyó que era una Halliwell...
PHOEBE: Sí, lo sabemos. Hemos estado hablando con su única madre adoptiva... pero nadie la creyó por su enfermedad
PIPER: “Enfermedad” que apareció cuándo conjuré ”Para encontrar a una bruja perdida”...
PAIGE: No, Piper, no. No le des más vueltas a la cabeza, ese hechizo sirvió para encontrarme, no tuvo efectos secundarios... (intentó quitarle hierro al asunto)
PRUE: Piper, tú no tienes culpa de nada.
PIPER: De hecho, ahora recuerdo que en tu funeral, Prue, a las puertas del mausoleo había una niña que no paraba de llorar... no la conocía de nada, pero...
PHOEBE: ¡Piper, Piper! (Acordándose de esa escena en su premonición) ¡Todos los días hay niños llorando por la calle, es normal, no le busques tres pies al gato!
PIPER: Tienes razón... tienes razón... Lo mejor es que tenga la mente ocupada con la cena de nochebuena... ¿Vais a venir?
PRUE: No... no creo. Melinda quería hacer una cena en el P3... (Siguió el consejo de su hermana, cambiar de tema, ya había visto mucho por hoy)
PAIGE: Piper; Phoebe y yo también vendremos.
PRUE: Ah... bueno... pues... ¡Sí, me apunto! No creo que les importe a mis sobrinos que me quede con mis verdaderas hermanas en Nochebuena. ¡Además, tenemos mucho de lo que hablar!
PIPER: ¡Eh, ¿y este chico?! (señaló al fotógrafo, al inocente)
LEO: Ah, se llama Matt, es fotógrafo de la 415 Magazine
PRUE: ¿¡De la 415 Magazine!? ¡Allí trabajé yo! (Hubo un silencio...) ¡Quiero decir, mi tía Prue!
LEO: Tranquila Prue... él lo sabe todo.
MATT: Sí, tu cuñado me ha contado tu historia... de hecho la empresa guarda aún muchas fotografías tuyas. Estuviste poco tiempo, pero se ve que gustó tu trabajo.

Un taxi paró enfrente de la mansión Halliwell de Chicago, y de ahí salió Melinda. Ella intuyó que Jared estaría en su casa, pues sus últimos recuerdos cuándo estuvo en el cuerpo de su marido, se encontraba en la habitación matrimonial. Y Melinda pocas veces se equivocaba, intuía que iba algo mal, muy mal, pues si Dag se encontraba en la mansión, ardería Troya.


MELINDA: ¡Aquí tiene, muchas gracias! (y le dio el dinero al taxista para pocos segundos después, subir corriendo las escaleras hacia la entrada) ¡¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!! (Gritó al escuchar discusiones dentro de la mansión. Abrió la puerta y se dirigió a la segunda planta)

JARED: ¡¡ALÉJATE DE MI FAMILIA!!
DAG: ¡¡JAMÁS, JAMÁS!!

MELINDA: ¡¡BAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASTAAAAAAAAAAAAAAAA!! ¡FUERA DE AQUÍ LOS DOS! ¡FU-E-RAAAAAAAAAA! ¡VOLVED CUÁNDO MADURÉIS! ¡¡¡IROS YA U OS EXPLOTO!!


Dag y Jared se pusieron de pie, y entre ninguno de los tres se miraron a los ojos, demasiada vergüenza y poca comunicación se palpaba en el ambiente, aparte de tres corazones rotos. El núcleo familiar se había roto.


MELINDA: ...Mmmm... (Algo más calmada)... haced cada uno las maletas y marcharos. Por favor... Jared, tú vuelve con tu padre. Dag... búscate la vida, que sé que no eres tonto... (Y entonces salió del pasillo y entró en su habitación, cerrando la puerta con pestillo, quería estar sola)


Tres indígenas de mediana edad andaban por la selva gigante, uno llevaba una especie de cestas llenas de vegetales, el segundo una cerbatana para defenderse y el tercero y último un bebé en brazos. Entre ellos hablaban un idioma inteligible. Algo les decía que se sentían vigilados por una especie de cazador...


INDIGENA1: Estamos cerca...

INDIGENA2: A sus puestos de combate...
INDIGENA3: Esperemos que el bebé nos ayude...

Una especie de grito que recordaba al de una Banshee se escuchó lejanamente, y en pocos segundos, una mujer-serpiente apareció enfrente de ellos, asustándolos, pues la criatura era lo bastante grande cómo para hacerles picadillo. El niño comenzó a llorar de miedo, y fue aquel momento en el que los tres indigenas brillaron y se convirtieron en Henry, Rachel y Bobbie, lo que hizo que la serpiente se quedara confusa


HENRY: ¡Llegó tu hora, maldito bichejo! *¡CUERPO DE LA SERPIENTE, ENRÉDATE!*


La serpiente gritó de dolor cuándo su cuerpo se iluminó de un brillante azul, quedándose su cuerpo como una especie de pelota, lo que hizo que Henry acabase dando más de una carcajada. Acto seguido, Rachel y Bobbie (quien llevaba en brazos al bebé) se dieron de la mano y cerraron sus ojos, fusionando sus poderes. Una especie de esfera azul con hiedras se fue formando en el cuerpo de la serpiente, apretándola aún más. La serpiente gritaba y gritaba de dolor. La esfera azul acabó llenándose de hiedras y más hiedras, que a su vez se fueron haciendo cada vez más grandes y pesadas. En un último intento por acabar con la serpiente, Henry cerró sus ojos, alzó su brazo y cerró con fuerza su mano. La telekinesis orbitacional del muchacho estaba consiguiendo aplastar la esfera. La serpiente gritó de dolor y finalmente la bola explotó.


HENRY: ¿Ya?

RACHEL: ¡Lo hemos conseguido, lo hemos conseguido!
BOBBIE: ¡Y todo gracias al bebé, y todo gracias al bebé! (le dio un beso en la cabeza, mientras Henry y Rachel le tocaron con cariño la cabeza desnuda)

Henry se acercó a las cenizas de la serpiente, se agachó, las tocó y preguntó.


HENRY: ¿Y ahora qué?

RACHEL: Tocará despedirse de la tribú, por fin unos inocentes a nuestro cargo que nos salen bien. (Dijo aliviada)

Justo cuándo se pusieron en marcha hacia la tribu, para la tan esperada despedida, un tintineo de campanas empezó a sonar, mientras la selva se iluminaba de un azul muy poderoso. Ninguno de los tres podía explicárselo, pero en el ambiente se respiraba mucha paz y tranquilidad. Una nube blanquecina se formó de la nada, rodeadas de órbitas azules y finalmente cogió la forma de una mujer. Una mujer cuyo cuerpo estaba tapado por un suave velo blanco, en el que sólo se podía ver su rostro, un rostro de una mujer rubia de piel albina, ojos azules y una voz muy dulce.


HENRY: ¿Qué diantres...?

RACHEL: No he visto cosa más bella en mi vida.
BOBBIE: No tengo palabras...
HENRY: Qué paz y tranquilidad...

La mujer levitaba a pocos centímetros del suelo, y con delicadeza, se quedó enfrente de los chicos, a unos dos metros de distancia.

FIGURA: A poca gente me veo en la necesidad de mostrarme, pero vosotros habéis demostrado que vale la pena seguir defendiendo al Bien. Cómo podéis observar, soy La Fuente de Todo Bien, llevo en este mundo desde hace milenios, y hoy no tengo más que daros las gracias.
RACHEL: ¿Entonces, existías?
HENRY: Pensábamos que eras un rumor...
FUENTE DE TODO BIEN: Claro que existo, pero sólo unos privilegiados pueden verme. Habéis sido capaces de ayudar a un poblado entero, y eso merece una recompensa. Una recompensa sobre vuestro futuro. Los Halliwells comenzáis a alejaros el uno del otro, y tenéis que recordar que la unión hace la fuerza. Vuestra familia se resquebraja y eso no puede ser. Un sólo punto negro en vuestra familia puede expandirse de tal manera que la reconciliación sea imposible.
RACHEL: No entiendo nada...
FUENTE DE TODO BIEN: Pero lo entenderás una vez que vuelvas a Chicago. Nuevos enemigos os atormentarán, y tendrán facilidad en acabar con vosotros si empezáis a separaros... Por favor, no lo hagáis. De vosotros depende que el Bien siga por mucho tiempo en vuestro mundo...

WYATT: ¿¡Qué hablasteis con la Fuente de Todo Bien!? (intentó no mofarse)

CHRIS: ¡¡Pero si no existe!! (se rió mientras daba un trago a su vaso de cerveza)
HENRY: Entiendo que a mi más de una vez no me creáis, pero Rachel es puro amor, y nunca miente. (saltó a la defensiva, entre ofendido y extrañado)
RACHEL: Déjales... pero es verdad....
BOBBIE: ¡Lo vimos, y punto!

Los cuatro charlaban, dos días después, en plena nochebuena, en la barra del P3 de Chicago. Melinda había cerrado el local para cenar con su gente, aunque había dos grandes ausencias, la de Dag y la de Jared.


PHOEBE: ¿Oye, y qué tal por 2006?

CHRIS: Ah, muy bien. Mamá y las tías acabaron con Christie y la Triada
WYATT: Y se me escapó llamarle “tío” a Coop... qué se le va a hacer...

Patty y Alice, sentadas en el otro extremo de la barra, vigilaban a su hermana Phoebe, y cómo se había puesto a hablar con Chris y Wyatt.


ALICE: Bueno... el golpe que nos dimos y el ingreso en el hospital sirvió para algo... (dio un trago a su refresco)

PATTY: Sí... ¿pero ya has pensado qué vamos a hacer el resto de días para que no vaya a Marquette Park?
ALICE: Es la pequeña de la familia... podríamos castigarla todos los días... ¿Tú ya tienes pensado hacer algo con Mel y Jared? Mírala, qué mal está nuestra prima...
PATTY: Estoy en blanco, no sé cómo empezar. Tuvo que ser muy fuerte la discusión entre Jared y Dag...
ALICE: Pues sí...

Las dos gemelas miraban a Mel, que se encontraba en la barra, sujetando en brazos a Bianca mientras con la otra mano hablaba por móvil con Piper


MELINDA: Sí, mamá... estoy bien...

PIPER: ¿Seguro? ¿quieres que vayamos allí?
MELINDA: No, no hace falta. De verdad. Feliz navidad, mamá

PIPER: Feliz navidad, hija. Y dale un beso a la criatura. (colgó el teléfono, a miles de kilómetros, en San Francisco) ¡Estoy preocupada por Mel, vaya navidades!


Piper y el resto de sus hermanas charlaban juntas en el salón de la mansión Halliwell de San Francisco. Había que poner a Prue y a Paige a la orden, resumir la juventud y la madurez de las hermanas no era fácil, pero las cuatro estaban disfrutando de dicha fiesta, entre copas y más copas. Por su parte, sus maridos; Leo, Coop y Henry, se encontraban en el jardín, charlando.


PAIGE: ¡¿Y aquel día que Phoebe me cogió mi vestido sin mi permiso?! Encima acabó lleno de sangre verde...

PHOEBE: ¡Era una emergencia, era una emergencia!
PRUE: Sí, Phoebe siempre ha sido así. ¡Cuántas veces me quitó la ropa de la Barbie!
PIPER: Normal. ¡A ver qué hacia toda una mujer jugando a las Barbies, normal que Phoebe siendo más pequeña los quisiera tener!
PHOEBE: ¡Ahí le has dado, recuerda cómo la abuela quería tirar a la basura todos los muñecos de Prue!

De repente, sonó el timbre y ninguna de las 3 hermanas mayores se levantó. Todas miraron a Prue.


PIPER: Abre, tonta... que es para ti

PRUE: ¿Cómo que para mi?
PHOEBE: Abre la puerta, que somos tus celestinas.
PAIGE: ¡Anda mujer, para ser la única soltera que queda pásatelo bien!
PRUE: ¡No entiendo nada! (Dejó la copa en la mesa y se dirigió a la puerta) ¿Quién me espera?

Prue abrió la puerta y se encontró con el fotógrafo Matt Gordon, que le ofreció un ramo de flores y una caja de bombones


MATT: ¡Feliz navidad, Prue!

PRUE: ¿¡Qué haces tú aquí!? (cogió las flores y los bombones) ¡Gracias, gracias! ¿No tendrán cacahuete dentro, no? Soy alérgica...

Piper, Phoebe y Paige se acercaron a los jóvenes. Piper cogió el abrigo de Prue y se lo puso, mientras que sus otras dos hermanas le agarraban para sacarla fuera de casa.


PHOEBE: ¡Pasaoslo bien!

PAIGE: ¡Feliz navidad, Matt!
PIPER: ¡A disfrutar, que la noche es joven!

PRUE: Bueno... pues... ¿a donde vamos? (dijo un poco incómoda)

MATT: Tus hermanas nos han invitado a una cena al Hotel California...
PRUE: Bueno... entonces creo que diré adiós a Chicago por un día más... (Matt y Prue fueron andando dándose de la mano)



Escrito por LQSA_Recio

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